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Comunicación para el Desarrollo desafío para el nuevo gobierno

 

 

POr Augusto Dos Santos

 

 

Sabemos desde Augusto Roa Bastos que somos una isla rodeada de tierra; tierra colorada que nos penetró desde el viento norte que presidió el devenir de nuestra historia de opresión Con los ojos inundados de la materia que invisibiliza fuimos caminando por el tiempo con el imaginario de la postración que el sistema nos ponía enfrente cual paisaje de nuestra vida, imposible de remover con el simple cambio de guardia colorada entre 1989 y el presente, este drama oftalmológico arrojó una tormenta de arena sobre la claridad de cualquier ventana creativa que desde la comunicación promoviera " otra comunicación"

 

Un paisaje claroscuro.

 

Lo enunciado mas arriba produjo un matrimonio de conveniencia entre la ignorancia y los intereses creados. El no saber que existen otras formas de comunicación – aparte de la empresarial – supone intencionalidad elusiva y una causa por encuadrar la "otra comunicación" al proyecto de las radios comunitarias; que si bien forma parte no es el todo.


Otro aspecto que se deprimió notablemente es la investigación académica de los procesos comunicativos como materia de reflexión en nuestra comunidad intelectual y dirigente. Somos en general una sociedad que se mueve con percepciones y en la comunicación social la situación es aun peor.


Ni citar la ausencia de autocrítica y la sensibilidad al espejo que agobia a nuestra comunicación social lo cual aparte de ser un signo cultural típico de "la generación de la paz" en Paraguay es también un remanente de la escasa competencia académica y de autoformación que sobrevuela este paisaje. A su vez, la Universidad, se obstina en promover un dudoso método que abona la anterior teoría lanzando al mercado laboral profesionales con escasísimo laboratorio, con pobre motivación a la autoformación y con especificidad cuasi exclusiva para la tarea en medios escritos.


La propiedad de los medios – para avanzar en este paisaje – se proyecta en gran medida desde los tiempos de la dictadura y con algunos matices los procedimientos de acceso a la propiedad de los medios ha persistido durante la transición: licencias radiofónicas y televisivas destinadas a favorecer sectores económicos y políticos afines al sistema y poco abiertos para otras experiencias comunicativas. Las corporaciones de medios han promovido defensas de sus intereses ante el Estado o negociaciones de la torta publicitaria estatal, alguna acción de debate sobre equipamientos, nuevas tecnologías o legislación pero escasísimos -si no ausente - programas de capacitación para sus comunicadores.


Basta preguntar a los medios más importantes ¿Cuál es el programa anual de entrenamiento y capacitación que tienen para sus periodistas, productores y técnicos? Puede que solo el silencio responda
En el rubro de la capacitación los proyectos educativos y comunitarios, las asociaciones de periodistas y el Sindicato de Periodistas del Paraguay han desarrollado acciones que tratan de cubrir ese buen vacío.



En cuanto al contexto de la comunicación vale observar un paisaje marcado por la eventualidad impactante antes que el proyecto de construcción de una opinión pública que aspire – como tal – a desarrollar procesos cívicos y de promoción social.
Frente a esto no existe claramente dibujada una comunicación que como imaginario social refleje metas de conjunto y es posible que la ciudadanía tenga dudas para responder cuales son los paradigmas - que estima - se reflejan en la misión de los medios.


Pareciera que en nuestro ámbito el gran afán es la subsistencia de los medios como espejo de la realidad. Esta rusticidad no está en sintonía con el gran debate que existe en A Latina y el mundo sobre los medios de comunicación como mediación social, mediación cultural y construcción de civilidad.


Un síntoma: aunque provoca vergüenza ajena, las veces que el autor tuvo la satisfacción de compartir encuentros colectivos con el maestro Juan Diaz Bordenave ( quien tuvo la generosa idea de "repatriarse" hace varios años después de 40 años de docencia comunicativa por el continente y el mundo) se ha sorprendido por lo desconocido que es para muchos colegas de nuestro medio mientras que en foros y Universidades de todo el continente es reclamado como conferencista con harta frecuencia. De hecho, se trata de uno de los padres de la teoría de la Comunicación para el Desarrollo en el Continente junto con Ramiro Beltrán, Antonio Pascuali y otros.


Finalmente para cerrar este diagnóstico podemos decir que esta comunicación espejo, que refleja pero no explicita su intencionalidad de construcción política o social tiene sus fortalezas y debilidades. Las fortalezas son más individualidades que conjuntos y las debilidades al revés.


Nadie dijo a Luís Bareiro, Mabel Rehnfeldt, Lucho Alvarenga, Ramón Casco Carrera – por citar solo cuatro nombres – que tienen que comprometerse con la transformación del mundo local desde su tarea periodística a cuenta de enfrentarse a la corruptela económica, política o a los "monumentos a la corrupción". Salvo a los que se exponen en la televisión nadie los conocería caminando un sábado por Palma. Como ellos, muchos confirman que el sistema funciona. Que la comunicación tradicional, la de mass medios tiene una potencialidad de respuesta ante las estructuras enfermas de nuestra realidad.

También es cierto que la información para-policial se cierne sobre el televisor todos los días ( y las paginas de prensa) con temibles deformaciones de la realidad, con sus arquetipos dictados desde los organismos de seguridad y sus estereotipos generosos criminalizando la pobreza, convirtiendo con desnuda intolerancia a los pobladores del bañado en un sospechoso de cualquier delito y destinando enormes esfuerzos a la cobertura de la destrucción de una hectárea de marihuana de un pobre campesino del norte y ningún minuto a los mil gigantescos contrabandistas de Asunción y de todas partes.

Ya no vamos a citar aquí – como mal ejemplo – la promiscuidad con que se relacionan algunos medios y periodistas con avisadores oficiales como Itaipú persiguiendo al mismo tiempo el objetivo de promover una información objetiva. Nadie duda que ésta última termina siendo la esposa engañada siempre.


No es cuestionable que el Estado publicite en los medios dentro de los encuadres legales y siempre que no cometa el supremo delito ético, moral y penal de torcer la dirección de un cuestionamiento o una crítica por el olor balsámico del dinero. Obviamente este es un "tango feroz" que se baila de a dos.


La publicidad oficial debe ser un hecho normal, prudente, vinculado a la oportunidad de un requerimiento concreto o al requerimiento de visibilizar un proceso, un proyecto o una obra, no por valorar la idea de lo ejecutado sino porque si no se ofrecieran informaciones habría un riesgo concreto que la comunidad no la usufructuara o no se valiera de ella.


En conclusión no se puede negar que no se registrarían cambios significativos en nuestra sociedad sin el papel de la prensa y el "espejo de la realidad”, el cual sin ser el único rol, ya es uno bueno para destacar.


Con la chispeante ironía que a sus 80 años vierte sin cesar -casi con la misma intensidad que su sabiduría- Gustavo Gutierrez el ya legendario fundador y maestro de la teología de la liberación nos dijo hace pocos días en Lima una frase genial: "Que bien viviríamos si no fuera por la realidad" . Esa realidad es inexorable todos los días en la prensa que compartimos, bien o mal.



La ignorada otra comunicación.


Rosa Maria Alfaro sostiene que los medios tienden a identificar lo público con lo político y a lo político con los políticos, personalizando y privatizando la vida pública y los sistemas de poder en una forzada sinergia entre lo individual y lo íntimo con lo público.


Igualmente – añadiríamos – los medios en nuestro medio por la influencia de una escuela predominante entiende que su participación es exclusivamente de esclarecimiento e investigación de hechos y desde tal perfil – por cierto altamente importante – se establece su dialogo con la civilidad.
Sin embargo existe otra comunicación cuya presencia es fundamental en este tiempo como creación de sentidos, incidencia y construcción ciudadana; referimos a la comunicación para el desarrollo.


"Analizar las relaciones entre comunicación y desarrollo supone combinar tres puntos de partida: la realidad presente, el futuro posible y la memoria acumulada. Combinación compleja cuya aplicación práctica nos muestra que el desarrollo está en deuda con la sociedad; la comunicación está en deuda con el desarrollo; y la teoría está en deuda con las experiencias" menciona Adalid Contreras, conocido comunicólogo boliviano.

Esta comunicación ha logrado avances impresionantes en diversos países mientras que no ha logrado franquear aun con alguna fuerza la barrera de la intolerancia estatal y el desprecio a lo desconocido por parte de la propiedad de medios asociados principalmente en las organizaciones de propietarios de radioemisoras y el propio ente regulador, CONATEL.


Procesos educativos, de generación de economía solidaria, de capacitación de agentes locales de desarrollo, de lucha contra la corrupción, de "inculturación" de la democracia y la gestión cívica participativa, el cabildeo calificado, por no abundar en otras alternativas como los sistemas de producción, mercadeo y mejora de producciones agrícolas; la promoción de formas cooperativas y asociativas en general, la dignificación de la persona humana, la vertiente de visibilidad de lo identitario y lo cultural, la atención de sectores y colectivos generalmente ignorados en los medios masivos como los pobres y excluidos ( elementos masticables de las paginas policiales); los ancianos, los niños, los enfermos de sida; la cuestión de género encuentran en "la otra comunicación" un sitio donde se ven contenidos, reflejados y comunicados.

También "La comunicación para el desarrollo vendría siendo un aporte al ejercicio de fortalecimiento de la ciudadanía de los sujetos y grupos y una educación para la democracia, esa asignatura tan pendiente en la mayoría de los países de América Latina"


Con un proceso de comunicación para el desarrollo se diagnostica la realidad, se apunta a un objetivo puntual, se definen actividades comunicativas que pueden ser mediáticas, o participativas no mediáticas ( también talleres, contactos personales, acciones comunitarias o barriales), y tras ejecutarse el proceso se pone en marcha un plan de monitoreo y evaluación.


Por tanto, si en la comunicación tradicional se refleja la situación de hambre en una comunidad indígena , se inserta con un reporte en el Noticiero central y se produce un seguimiento que incluso puede impactar en acciones gubernativas para reparar esa situación; en la comunicación para el Desarrollo se parte de un proyecto de solución del problema ( punto de partida es futuro deseado) desde donde se construyen los pasos expresados más arriba y se producen los procesos tanto mediáticos como comunitarios hasta arribar a un fin deseado.


Esto supone que los periodistas son también necesariamente mediadores sociales y promotores sociales.


Si en la prensa tradicional los resultados se miden por el rating (Cantidad de personas que ven el programa) en la comunicación para el desarrollo se mide por la Incidencia (Cantidad de acciones generadas comunitariamente a partir de la publicación o campaña). Por esto lo que en la primera forma de comunicación es seguimiento en la segunda forma es proceso. La diferencia es que en la primera, el seguimiento es una opción y en la segunda el proceso es una condición sin la cual la propia esencia de la Comunicación- Desarrollo entraría en crisis.


¿Se incorporará la comunicación para el desarrollo en este tiempo?

Ante todo deben eliminarse los fantasmas que nublan visiones en una y otra vereda. Ciertos propietarios de radios que desfilaban ante el Palacio de López reclamando una porción de la torta publicitaria eran la máxima expresión de la intolerancia contra la construcción de un proceso de este tipo. Aunque muchos de ellos estaban enterados – por ejemplo – que Fe y Alegría de Paraguay produce hace una decena de años educación intercultural por radio en 35 regiones del Paraguay ayudando a miles de paraguayos y paraguayas a terminar la educación primaria, esto es: rescatándolos de la exclusión; esta comunicación para el desarrollo sigue siendo la cenicienta de la comunicación en Paraguay.


La Radio Comunitaria de CECTEC (una escuela agrícola agroecológica que funciona en Maria Auxiliadora) que produce promoción humana, social y capacitación técnica para unos 30 mil vecinos de la región debió afrontar durante los últimos cinco años el terror permanente por las amenazas de cierre (a instancia de políticos locales) que si bien escandalizaba a intelectuales y activistas del exterior casi no se publicaba en medios locales. Para muestra esos dos botones.


El Gobierno de Fernando Lugo tiene el compromiso de promover esta comunicación porque precisa generar acciones locales de autogestión de desarrollo tanto en comunidades rurales como en barrios urbanos y sectores suburbanos. Sería un error histórico perder la oportunidad de aplicar una herramienta que hoy en día es básica para el despegue de nuevos conceptos culturales sobre su propio futuro en núcleos sociales de Brasil, Argentina, Chile, Ecuador, Perú, Colombia por citar países con diferente temperatura ideológica para evitar intolerancias de esta laya.



Los medios estatales.


Cual es el rol, en este marco, de los medios estatales (Radios, impresos, televisión educativa o pública). Valerio Fuenzalida es catedrático e investigador de la Pontificia Universidad Católica de Chile y sostiene que la Tv Pública de América Latina tiene tres Misiones: a) Una misión de Estado y no de propaganda al servicio de Gobierno de turno b) La segunda misión es entregar una información plural y balanceada y c) la tercera es contribuir a mejorar la calidad de vida de la comunidad.


El primer enunciado de este autor chileno plantea un desafío fundador para el gobierno de Lugo: la construcción de la esfera pública en el imaginario ciudadano y en la propia visión de los comunicadores. ¿Que es lo público en un país confiscado, privatizado, por la corrupción durante tantos años?


Lo segundo es derrotar el concepto de los medios estatales como "cortejo presidencial". Los medios estatales deben asumir que en América Latina y en particular en Paraguay existe un gran descrédito por la información proveída por el estado. El diario Patria y la Voz de Coloradismo ayudaron mucho, pero últimamente las publi-noticias de Itaipú en los noticieros de la televisión fueron sencillamente escandalosas en este marco.


Lo tercero es puramente comunicación para el desarrollo. Los medios estatales deben ser transversalmente educativos. Antes que ninguna grilla de programación, antes que formatos y estilos periodísticos, deben definir a que puerto quieren llegar. Para que quieren existir. Obviamente la alternativa es promover el desarrollo y la identidad cultural. Mediación social, cívica y cultural son sus grandes desafíos.

 

Antes que una Ley de prensa es imprescindible un compromiso ético de los medios que sea suficientemente expuesto y compartido con sus públicos.
En el Perú una condición para obtener una licencia de radio o televisión es la presentación de un código de ética, éste puede ser particular de un medio o asumido en forma colectiva con un grupo de medios.


En todos los casos lo ideal es generar desde propias iniciativas una autorregulación tanto en medios como en periodistas de manera que sean muy evidentes para lectores, oyentes, televidentes y el propio estado sus aspiraciones éticas y anhelos como empresas de comunicación.


En Argentina suplen la ausencia de un proceso de autorregulación con manuales de estilo que tienen consideraciones éticas sobre procesos de cobertura o abordaje informativo.


También es dable esperar que – desde iniciativas de las OSC- se instalen instancias como veedurías ciudadanas, observatorios de medios, defensoría de lectores, tan vigente en otros países para lograr un diálogo ciudadano con los medios de comunicación tendría que priorizarse en nuestra sociedad.

 
Un referente muy apreciado por periodistas de todo el continente es Javier Darío Restrepo quien en "La autorregulación en América Latina" sostiene que ella "estimula la práctica del debate ético en la redacción". Define autorregulación en forma muy sencilla: "es un conjunto de reglas que uno se da a si mismo o en su ejercicio profesional"


Todo esta por comenzar. Trascurrieron 68 años desde que un paraguayo, el Mons. Ramón Bogarín Argaña produjo el primero proyecto de radio educativa en América Latina. La idea floreció en Sutatenza Colombia y se contagió a todo el continente. ¿Tendrá un mejor tiempo en el Paraguay que está naciendo? Solo el tiempo lo dirá.

 

 

Un artículo relacionado a este es el de Andrés Colmán Gutierrez, que se puede leer en:

 

EL DESAFÍO DE LA OTRA COMUNICACIÓN

 

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