Los Tejidos de la Mafia en Yby Yau, Concepción
Por Enrique Galeano*
Hace 23 años que llegué a Yby Yaú, una pequeña ciudad aparentemente tranquila, nada mostraba de lo que hoy se oye, ve y se vive.
Cuando volví, en 1.997, me contaron que había fallecido en un accidente el locutor del programa de la madrugada y que yo podría suplantarlo. Comencé aquel programa dando un emotivo saludo al recuerdo del fallecido, a la tarde fui a ver el lugar del accidente y me mostraron la moto en el cual se accidentó, ambas cosas no evidenciaban el accidente, ni siquiera la forma en que, me contaron, había sido encontrado el cuerpo del infortunado, quedé con la pulga tras la oreja.
Ni podía imaginar que aquel episodio marcaria el inicio del reinado de la mafia en la zona, la estancia que distaba a unos 5 kilómetros de la ciudad, con acceso terraplenado impecable, que había pertenecido a un militar de la era Stronista acababa de ser adquirida por un “hacendado” brasileño, la gente decía que eso podía traer trabajo para muchas familias. De hecho así fue, es más, el dueño se convirtió en el benefactor de las distintas instituciones de la comunidad, escuelas, colegios o clubes deportivos recibían los donativos de “Don Luis Rocha”. Empezaba a tejerse una de las redes mafiosas que impondrían el terror en Yby Yaú, la pacata ciudad, recientemente emancipada de Horqueta, nunca más sería la misma.
A partir de aquella fecha comenzaba una ristra de muertes violentas, muertes que la Policía caratulaba como “ajuste de cuentas” con “autorías desconocidas”, pasaba el “informe” a la fiscalía y todo quedaba en el opareí.
Calixto Mendoza, Amarilla “Juruvaí” y muchos otros nombres comenzaban a ser apenas nombres escritos en cruces. Los cerros y los lugares más recónditos eran ocupados por plantaciones de marihuana, así como los asentamientos eran “comprados” por brasileños para sojales, algunos de esos asentamientos tuvieron que cerrar sus escuelas, ya no habían FAMILIAS poblando esos lugares, era el escenario que ellos necesitaban. Terrenos despoblados, es igual a, ningún curioso molestando. Todo el terreno era de ellos.
Ahora había que colocar a “alguien en el poder” de modo que responda a los intereses del grupo a cambio de una migaja de la voluminosa torta, algunos agentes policiales ya estaban en la hoja de “pagos”, ya había “resguardo”, no podía haber sorpresas.
Lo antes expuesto no es una fantasía de novela, es real. Tan real que en los últimos 50 días se cobró cinco vidas, entre ellas la de un niño de tres añitos, los cinco fallecidos tenían un denominador común: “Jarvis Ximénes Pavâo, dueño de la estancia 4 filhos, buscado por la policía brasileña y la SENAD de Paraguay. La prensa nacional solo se hizo eco del más reciente, talvez por tratarse del administrador de Pavâo, además de ser político del Partido Colorado
En 18 años este grupo mató y secuestró a más de 40 personas y es un grupo que no admite competencia, lo que significa una sola cosa: el EPP está formado por miembros de estos mismos grupos mafiosos o entonces es un apéndice controlado por los mismos, con fines nada santos.
*Periodista refugiado en Francia, por haber sido secuestrado por la narcomafia del PCC
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