Mucho Fuego Para Jugar Con Él
La naturaleza dotó al ser humano de una espectacular herramienta de supervivencia, la sexualidad. Somos una de las pocas especies de alta actividad sexual, por eso las mujeres tienen un periodo de fertilidad cada 28 días y son multiorgásmicas (pueden tener orgasmos sin límite alguno en periodos breves). Nuestra sexualidad nos ayudó a sobrevivir a las peores adversidades, desde una brutal Edad de Hielo provocada por la supererupción del supervolcán de Tambora, hasta las repentinas edades de hielo sucedidas en los últimos 50 mil años. Gracias a esa sexualidad hoy somos 7 mil millones de seres humanos en el mundo y si la economía ecológica predominara, hasta para 12 mil millones y un poco más puede haber bioespacio en el planeta.
La sabiduría de la naturaleza nos de dotó de esta supersexualidad y también de la inteligencia para saber usarla. Esta sabiduría fue manifestándose de manera que las sociedades pasaron de la poligamia a la monogamía, por ser más estable económica y emocionalmente. La nueva ciencia, la Ecología Emocional, nos ayuda a entender que el gran salto en la evolución humana no solo fue la monogamia, sino la estabilidad de la relación mujer-varón. Mas el ser humano, en el albor del neolítico, desagarró su conciencia de la armonía natural y generó una separatividad de la misma, por eso del matriarcado se pasó al patriarcado y de las deidades femeninas se pasó a los dioses machos, dominantes, crueles y sanguinarios. Hasta hoy se mantiene esa separatividad, que ha generado una dualidad incoherente entre deseos y acciones, cuerpo y mente, razón y mística, intelecto y sentimientos.
Como la sexualidad humana seguía así, invariable, la solución patriarcalista fue la represión de la mujer y la desfiguración de la relación mujer-varón, al punto que en la Grecia Antigüa y en la India Védica se genera lo que hoy se llama “diversidad sexual”, hechos culturales esporádicos a nivel histórico por cierto, la historiografía lo certifica. En la sociedad occidental el cristianismo revitalizó la estabilidad de la relación mujer-varón, aplicando una fuerte posición patriarcalista según el paradigma vigente (dualismo neoplatonico), que aún continúa hoy, insostenible ya en una sociedad dónde la mujer ha recuperado sus derechos como nunca y dónde un racionalismo tecnocientífico ha relativizado todo, sumiendo la cultura social en el más profundo individualismo. Así la sexualidad humana, con una conciencia desgarrada de la armonía natural, termina en el caos y la inestabilidad absoluta. Es así que la sociedad paraguaya, en especial la asuncena, se vio sorprendida por la filmación de dos menores de edad teniendo relaciones sexuales en plena calle. Lo más radical de este hecho, para la cultura tradicional, es que los dos adolescentes estaban con los uniformes de un colegio confesional (cristiano católico) La filmación se hizo sin que ellos lo supieran y fue levantada a la Internet. Mas el hecho es nimio en relación a todo lo que viven los adolescentes y la sociedad en general. Los medios masivos de “información” literalmente difunden propagandísticamente una “sexualidad caótica” las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Revistas y periódicos literalmente pornográficos son vendidos como pan caliente en las calles, muchas veces por menores de edad, canillitas. Estos medios en la realidad establecen una educación social envolvente que inunda no solo a los menores, sino a los adultos.
Mientras, bajo ese paradigma dualista y racionalista, la educación institucionalizada intenta aplicar algo que llaman “educación sexual” que por las modas neomodernistas apenas se circunscribe a fisiología, anatomía y al acto sexual en sí, bajo esa línea se quieren imponer conceptos artificiales que permitan relativizar más aún la sexualidad humana. Este enfoque educativo, incluso el relativista, se ve radicalmente superado por la propaganda hipersexualista. El índice de divorcios, infidelidades, madres solteras y rompimientos románticos (que fácilmente llegan al 80% del universo, considerando sólo el nivel de divorcios por matrimonios en la capital) todos estos datos nos indican que el vaticinio de Erich Fromm en su obra cumbre “El Arte de Amar” se ha dado en su plenitud.
Con el paradigma dualista-racionalista, reduciendo y fragmentando al ser humano a un limitadísimo “animal-racional” nada se logrará. La propuesta de la Ecología Emocional, en el paradigma sistémico emergente, junto con la Filosofía Holista, superan esa visión tan pobre del ser humano para mostrarnos a un ser íntegro, una unidad cuerpo-mente-espíritu, un ser natural-cultural-trascendental antes que puramente cultural y desgarrado de lo natural armonioso. Desde este paradigma se habla más de Educación Ecoafectiva antes que una simplista educación sexual.
Es una visión y una educación que constantemente me la aplico, porque la sexualidad no es solo una fuerza que afecta a los adolescentes, también a los adultos, quienes a veces también caen en la misma impulsividad mencionada en este artículo. Nuestra sexualidad necesita volver a esa visión armoniosa integral por la que aprendimos a formar familias estables, duraderas y sanas en las selvas y en las primeras aldeas agrícolas, la visión ecológica nos ayuda, sin ella es demasiado fuego como para jugar con él.
José Alejandro Sánchez Riveros
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