Un Divino Niño
La vida te da oportunidades, el mundo te las quita y Dios te las devuelve en tu corazón y en tu vida… si le eres devoto reflexivamente.
Víspera de Navidad, el canto en la misa del atardecer era fervoroso, devoción religiosa que no es exclusiva al cristianismo. Estribillos de esperanza y alegría, de espera y encuentro. Al final eran los que conozco de memoria, mi corazón guarda cada nota de esos cantos que llaman a una vida mejor.
Diciembre parecería ser el mes elegido para casamientos y bautismos. Casi sin posibilidad de poder formar mi propia familia, por la exclusión y marginación que sufro, he tenido que bendecir laicalmente varios matrimonios y bautismos con mi voz y mis sueños. Más de una vez mis lágrimas cayeron en silencio y en lo posible en discreción… “Es solo un poco de gripe” justifico a mis hermanos del coro de la Iglesia, mas ellos ya van sospechando mis dolores profundos.
Ese atardecer de víspera de Navidad no fue por el matrimonio de turno que se consagraba formalmente (sustancialmente solo el tiempo y la voluntad de ambos lo dirá) Ese anochecer era el bautismo lo central. Víspera de Navidad, un hermoso bebé estaba por ser bendecido.
Pensaba a mis adentros que el mundo me había robado ese sueño, había pasado muchos años y el anhelo de un bebé mío estaba distante, perdido entre libros y artículos de consumo por la televisión. Mi hija ya estaba grande, en poco tiempo sería una señorita, ya no será mi hija; como el poeta libanés alguna vez escribiera[1].
No era el hecho que ganara menos del salario mínimo el que me impidiera tener otro hijo o hija, sino el que gustara de una bicicleta para mover mis acciones y pensamientos. Gusto y necesidad, pues no me sobra para mucho y lo que me sobra lo invierto en ver trabajo en otra ciudad. Como vivir dos vidas, la anterior que no se va del todo y la siguiente, aún por vivir plenamente.
Miraba a ese bebé pensando en que alguna vez una mujer me pidió tener uno con ella en un momento demasiado especial. Había dicho no pensando en ella y en su futuro. Había dicho no esperando un momento mejor que nunca nunca llegó, ella se fue a otro lado, a casarse con otro y yo solo quedé en la soledad de siempre, sumido en profunda tristeza que solo Dios en su misericordia borró paulatinamente.
Es más el dolor que las palabras, es más la esperanza que los dichos. Es raro que un varón piense en el bebé que no tiene, mas soy así, ojalá no sea el único.
Ese anochecer de Víspera de Navidad, luego de la misa, pudo abrazar y tener en mi regazo al bebé recién bautizado. Fue hermoso, maravilloso, sublime e indescriptiblemente amoroso. Lo besé a ese niño pequeño, pensando que Dios quizás me conceda la gracia de tener el mío propio en algún momento.
Ay niño pequeño, ¿será que alguna vez otra mujer me pida tener un bebé con ella? Juro por la Virgen María que esta vez le diré que sí, le diré que pase lo que pase, haré hasta lo imposible para protegerla a ella y a su retoño. Que sería capaz de dar el alma y la vida por ella y por su bebé, por nuestro bebé.
¿Será que alguna vez pueda una mujer ver más allá de mi sencillez y humildad? ¿Será que pueda saber alguna vez lo que soy capaz de dar como hombre, amante, compañero y papá? ¿Será que alguna vez una mujer pueda verme más allá de tener o no una motocicleta, un automóvil o algo más? ¿Será que alguna vez una mujer pueda darse cuenta lo que puedo ofrecer en todo sentido para dar seguridad, fidelidad y devoción familiar?
El mundo me dice que no, que no hay mujer así. En una cultura machista solo el bien macho consigue todo, no el hombre tierno, sino el hombre macho. El mundo condena, el mundo juzga, el mundo excluye, margina y maldice.
Solo Dios me da esperanza, solo la Fe me hace continuar luchando, anhelando, esperando y actuando. Buscar un buen trabajo, una ciudad donde no te midan solo por cómo te transportas. Buscar ser más de mi mismo no en el derroche, como tampoco en la carencia.
Y solo así, entre quienes no estén tan atados a las limitaciones del mundo, solo así la Esperanza se hará Acción y la Acción Amor Infinito… y de allí por fin un hermoso bebé mío tendré en mis brazos, en mis caricias, en mis sonrisas… y mis lágrimas de alegría y encanto.
Si Dios me ayuda, seguro que será.
José Alejandro.
[1] “…Tus hijos no son tus hijos / son hijos e hijas de la Vida / deseosa de sí misma…” de Kahlil Gibran, más en http://poemas-canciones.blogspot.com/2004/10/tus-hijos-no-son-tus-hijos-kahlil.html
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