La Mayor de las Pobrezas
La pobreza material no es tanta como la pobreza emocional y espiritual que se refleja en esta historia.
Carlitos, una víctima real de la pobreza y la exclusión
Pasa noches dormido en la calle. A veces sobrio y en otras oportunidades bajo los efectos de las drogas. No pasó del primer grado. Esta es la historia de un adolescente y su mundo. La historia de Carlitos.
 
pfigueredo@uhora.com.py
Huidizo,  temeroso, con los pies descalzos y cierta desconfianza en la mirada nos  observa Carlitos (nombre ficticio), el joven adolescente que hace 48  horas fue rescatado de la vía pública por la Secretaría Nacional de la  Niñez y la Adolescencia, luego de pasar toda la noche durmiendo en una  vereda. 
Última Hora llegó hasta su casa y, antes de hablar con  él, lo que primero impacta es la precariedad de su vivienda ubicada en  el Barrio Chino. Pero luego eso queda en segundo plano cuando el  adolescente, con cada expresión, logra demostrar una ausencia de  motivación y esperanzas de futuro.
La pobreza se traduce, en ese  momento, en más que la simple falta de dinero. Se convierte en un estado  que se refleja en sus  ojos y en cada palabra.
 Con mucha  timidez, Carlitos afirma no tener sueños, mientras que cualquiera, a su  edad, con otras condiciones, sueña con   parecerse a un  jugador de  fútbol, estudiar o viajar.
Ni uno, ni otro. Su realidad es muy  distinta. Tiene 14 años y nunca pasó del  primer grado, "porque siempre  entro y salgo, y ahora ya no quiero ir más. No sé por qué", dice. Y   agacha la mirada sin saber cómo argumentar su decisión.
 AYUDAR.   Su mundo no es el mismo que el de otros niños, ya que trabajó desde  pequeño y ahora cuida autos, esperando recaudar unos cuantos billetes  para aportar en la casa y así ayudar a la familia.
Cuando más  éxito tiene  junta entre 20.000 y 30.000 guaraníes, principalmente los  fines de semana, cuando cuida autos frente a una  discoteca céntrica.
Esta  labor se extiende   hasta altas horas. Es por eso que muchas veces, por  efecto del cansancio, termina durmiendo en cualquier esquina. Más de  dos veces fue rescatado por la Secretaría de la Niñez.
Y no es  simplemente dormir. Algunas noches están marcadas por el consumo de  drogas, principalmente crack, aunque otras veces también accede a la  marihuana o a la cola de zapatero.
Eso permite que el estómago no  moleste con alertas de hambre y el cuerpo se llene de adrenalina y una  energía que trata de sustituir a la que debería ser proporcionada por un  buen plato de comida.
En un descuido, Carlitos se esconde bajo  la excusa de no querer ser fotografiado y entra a su casa. En nuestro  intento de acercarnos más a su historia,  el chico acepta que el equipo  de ÚH entre a la vivienda, "pero solo para hablar", pide.
"Hay  veces que no comemos en casa porque no hay", se sincera. Y nos tira una  frase que es casi su filosofía de vida:  "Estoy preparado para lo que  venga, no me levanto pensando en algo especial que quiera".
FAMILIA.   La calle es su parque y su escuela, aunque aún mantiene un lazo  familiar. Siendo uno de los menores de la casa, vive con su mamá y otros  tres hermanos.
 "Él me ayuda en casa y mi otro hijito es  lustrabotas", comenta la madre, mientras se preparan para bañar a la  hermanita más chiquita y llevarla a un centro de salud.
Una vez  dentro de la casa, la miseria y las grandes necesidades se notan  en  cada rincón. El adolescente se sienta en la cama y nos permite continuar  el diálogo también sentados en el mismo lugar.
El delgado  colchón cobra mayor espesor al estar envuelto en una frazada, y es el  único lugar de reposo para una familia de 5 integrantes.
Las  paredes, hechas con tablas de madera clavadas unas con otras, soportan a  las delga- das chapas de zinc y bolsas de plástico que hacen de techo.
Detrás  de la casita, un montón de basura sirve como cueva de bichos y  cualquier alimaña. Haciendo referencia a esa situación, la mamá pide a  la Municipalidad de Asunción que vaya al lugar a limpiar.
 "Tantas veces ya pedí y siempre me dicen que van a hacerlo cuando tengan  tiempo, y no pasa nada", reprocha la mujer, que en todo momento carga  en brazos a su pequeña enfermita.
Ante cualquier ruido, la  desconfianza clava al adolescente como una aguja en la cama y lo hace  saltar para asomarse a la pequeña ventana y observar qué pasa afuera.
De  un momento a otro, y sin dar explicaciones, queda callado. Lo único que  a duras penas logra responder es: "Ya no quiero hablar", y sale  corriendo, perdiéndose entre los delgados pasillos del Barrio Chino.La juventud de escasos recursos está  siendo el blanco de los proveedores de droga en pequeñas cantidades. El  microtráfico está en aumento y el crack junto con la marihuana van  ganando terreno.
pfigueredo@uhora.com.py
Hace  pocos días tropezamos una vez más con una triste realidad. Un niño de  14 años, desabrigado, dormía profundamente en la vía pública. Esa imagen  quedó en nuestra retina.
Tras eso, Última Hora inició un  recorrido y llegó a la casa del adolescente, para conocer su mundo desde  su entorno familiar, el lado que muy pocos conocen.
Carlitos  (nombre ficticio) fue el protagonista que reflejó la realidad de muchos  niños y niñas que aún sufren en carne propia la falta de oportunidades,  la miseria y exclusión.
El viaje emprendido con un equipo de ÚH  nos llevó a palpar la triste realidad de estrechez y desesperanza que  deshumaniza.
Y aún más, tener cara a cara a menores que, con toda  normalidad, consumen drogas a plena luz del día, incluso con el amparo  de sus padres.
Apostados en una esquina del barrio Pelopincho de  Asunción estaban Miguel y Claudio  (nombres ficticios) preparando sus  pipas para fumar crack.
Eran las 13.10 horas, momento que para  muchos es el indicado para almorzar. Sin embargo, otra era la situación  de ellos.
En eso  llegan voluntarios de la Secretaría Nacional de  la Niñez y la Adolescencia (SNNA) y en medio de insistencias  interrumpen "la pitada" y los convencen de aceptar el plato de comida  que les llevan.
Cada día representa un desafío nuevo para los  educadores de calle, que deben estar preparados para ser aceptados o  rechazados en su intento de alimentar a los jóvenes. Brindan desayuno y  almuerzo.
EN CRECIMIENTO.  En otro momento y siguiendo de cerca  la cruda realidad, un conocedor de la zona asegura que allí es normal  ver a chicos drogarse. "Los mismos padres fuman con ellos o proveen",  dice.
Ya forma parte de la rutina diaria, a nadie sorprende. Es  más, los mismos pobladores del barrio miran la escena y con una sonrisa  cómplice y temerosa les regalan moneditas a los chicos.
Hasta el  mismo jefe de operaciones antinarcóticos de la Policía Nacional, Luis  Chávez, afirma que el microtráfico va cada vez en aumento. "Se ha vuelto  un cáncer", asegura.
La mayor preocupación de esta dependencia  de la Policía es el crecimiento de este delito, principalmente con el  crack y la marihuana. Ambos se consiguen desde 5.000 guaraníes.
A  criterio del funcionario, este aumento se da por el bajo precio de  estos estupefacientes. Atrás quedaron los operativos donde la cocaína  era la principal estrella.
"Ahora encontramos más marihuana y  crack. La cocaína la consumen quienes tienen más recursos económicos.  Continúa pero es menos", refiere el profesional.
Además de ser  más baratas, puntualmente el crack  produce efectos peores que las demás  drogas. Esto se debe a que esta sustancia es el residuo último en el  proceso de refinamiento de la cocaína.
EFECTOS.  El doctor Manuel  Fresco, director del Centro de Adicciones del Ministerio de Salud  Pública y Bienestar Social, así lo asegura, y añade que actualmente la  mayoría de los niños en situación de calle que ingresan a la institución  son consumidores de crack.
"El crack tiene una forma química  diferente que la cocaína y por más que derive de ella, sus efectos son  mucho más intensos, ya que se fuma y el humo llega con más fuerza a los  pulmones y la sangre", indicó el especialista.
Su consumo causa  un estado de dependencia con mucha rapidez y compulsión por fumar. Es  por eso que hay muchos casos de consumidores que pasan de 2 a 3 días sin  comer, beber líquidos y solo están prendidos a la pipa, por no poder  parar, según el experto.
Los daños son mayores en lo físico,  aunque también psíquicamente deja sus huellas. Provoca un fuerte  adelgazamiento, deterioro de los dientes por el humo corrosivo y un  desgaste completo.
Además, padecen delirio de persecución,  paranoia, celos y son violentos. Mientras que la marihuana puede ser  controlada en el consumo y no consigue excitar como el crack, sino más  bien provoca un estado de tranquilidad y relajación, convirtiéndose eso  en un problema, ya que genera un síndrome amotivacional y problemas  pulmonares.
A DÓNDE RECURRIR EN CASO DE ADICCIONES
Para  quienes son víctimas de algún tipo de consumo de drogas, sea cocaína,  marihuana, crack, hachís u otros, el Centro de Adicciones del MSPyBs  presta asistencia.
 Todos los tratamientos son gratuitos, la  internación también y los medicamentos que se requieren para el proceso  de recuperación del paciente, según Manuel Fresco, director del centro.
"Es  importante que la gente sepa que tenemos estos servicios e incluso para  los familiares que tienen de cerca a un ser querido con adicción pueden  recibir orientaciones para el buen manejo del caso", mencionó.
A  la vez, prestan asesoramiento jurídico y todo lo que hace referencia al  mundo que vive un adicto a las drogas y su entorno.
Muchos son  los casos de personas que mediante la voluntad y el esfuerzo logran  salir de esa realidad y rehabilitarse día a día.
El centro tiene  13 años de funcionamiento y a lo largo de este periodo ya tiene fichados  11.000 pacientes. Anualmente reciben, en promedio, a 1.000 adictos  desde los 8 años de edad.
El instituto dispone, a la vez, de una  Unidad de Desintoxicación Programada, que trabaja en conjunto con la  Secretaría de la Niñez. El número telefónico del centro es el 298-352.Crack,   flúor y   aerosoles son las  nuevas sustancias utilizadas por consumidores juveniles. La Policía  registra el inicio del uso de  las mismas desde los 9 años de edad y  pide a los padres extremar controles. 

Datos de la Policía  Nacional revelan que cada vez son más los jóvenes que experimentan con  las nuevas drogas, como es el caso del crack, llamado también paco o  chespi, que se consiguen  a bajo costo. 
El flúor que se extrae  del polvo de la lámpara fluorescente es otra de las sustancias que se   utilizan para aspirar, al igual que los aerosoles usados para las   pintatas y el  cigarrillo de marihuana,  que se mantiene entre los  estimulantes más consumidos por los jóvenes del país.  
 Otro  dato de alerta es que cada vez los jóvenes se inician más precozmente en  el consumo de drogas. Se han detectado niños desde los 9 años. Esto sin  considerar a los que están en situación de calle y que normalmente  aspiran cola de zapatero.
Entre las drogas de uso más común, la  Policía considera el tabaco y el alcohol. "Hemos encontrado a niños de  11 y 12 años tomando vino mezclado con gaseosa", reporta la comisaria  Elisa Ledesma, encargada del operativo de seguridad en las instituciones  educativas.
Una de las caras ocultas de la adicción es el  desconocimiento de los padres y el desentendimiento  de los colegios.
 "En estos primeros tres meses encontramos que los padres desconocen  que sus hijos están fumando o  dónde se quedan luego de las horas de  clase.  También encontramos padres que se enfadan con nosotros cuando  les preguntamos si saben que sus hijos fuman", indicó la comisaria.
 Sostuvo, además, que desde este punto de vista, el trabajo preventivo  no resulta eficiente, porque la mayoría de los padres tampoco  reconocen  que el chico llega al consumo  como una forma de llamar la atención o  en reacción a situaciones de falta de atención, diálogo o maltrato  familiar.
 "Se buscan culpables, y se  le culpa al vecino, al  colegio y hasta al cíber", comentó la comisaria.
COLEGIOS.  Otro  punto negativo es que los colegios también  deslindan su  responsabilidad. "Si vemos a varios alumnos en una plaza y llamamos la  atención del colegio, nos dicen que  no es responsabilidad institucional  porque ya están fuera del horario de clase o del local educativo",  precisa.
Ledesma llama la atención de las familias para que  conozcan y controlen el horario de llegada de los hijos a la casa, la  compañía que tienen y los lugares que   frecuentan.
"Pedimos a  los directores que nos inviten a las reuniones de padres en las que se  entregan las libretas de calificaciones para que con los agentes  antidrogas  podamos informarles de estas situaciones", indicó.
Al  referirse al trabajo de prevención que se realiza en torno de las  instituciones educativas, comentó que existen investigaciones sobre   distribución y consumo  en colegios, además de trabajos con la  Fiscalía  Antinarcótico y la División de Microtráfico del Departamento de  Narcóticos.
"Hace 10 días terminamos un censo de vendedores  ambulantes. Cada efectivo sabe qué hay en los alrededores del colegio en  donde monta guardia, quiénes circulan en las zona, y qué tipo de ventas  se realizan", precisó.
Algunos centros  asistenciales, entre  ellos el Centro de Toxicología, ya registra el ingreso de personas  intoxicadas con crack. Agregó que, incluso, algunos casos son severos  porque llegan en coma o con  un infarto.
SUSTANCIAS PELIGROSAS SE  VENDEN A   BAJO COSTO
Una de las metodologías más utilizadas  para crear adictos o captar clientes es a través del regalo de las  sustancias. En el caso de la marihuana, los distribuidores  regalan los  primeros tres o cinco cigarrillos principalmente a estudiantes.
Este  sistema de  distribución permea tanto los colegios oficiales como  privados. 
La Policía registra casos de consumo de cocaína en  alumnos de colegios costosos, mientras que la marihuana y las drogas  chatarra se estilan más entre estudiantes de colegios  oficiales.
Algunos  de los consumidores que asisten a colegios privados son alumnos  expulsados o trasladados justamente por caso de inconducta, pero al  cambiarse de colegio, se mantienen dentro del círculo vicioso.
 En el caso de los alumnos de  colegios oficiales, para ellos resulta  más accesible  la adquisición de marihuana, ya que un cigarrillo orilla  los G. 4.500.  Este monto es el que muchos estudiantes llevan para el  recreo.
En otros casos se juntan  tres o cuatro jóvenes y cada  uno aporta lo que puede hasta completar el monto, para luego compartir  la fumata.
 La comisaria Elisa Ledesma pide que a los  consumidores se los vea como enfermos y no como delincuentes.
Ayer, agentes de la Comisaría 15ª  Metropolitana capturaron a un menor de 13 años en la zona de 4 Mojones.  El chico  robó el arma a un oficial de policía para entregársela a  Héctor Rolando Riveros, de 27 años, a cambio de unas pepitas de crack.  Riveros tiene varios antecedentes.
 Fresco explicó que la  característica  de la dependencia del crack, que es residuo de cocaína,  es justamente la enorme compulsión  que genera su consumo.
Esta  compulsión hace que los dependientes de esta sustancia  hagan,  literalmente, cualquier cosa para conseguir otra porción y seguir  fumando, planteó Fresco.
En países como Argentina y Uruguay el  crack está causando estragos en la población juvenil. Incluso, la  televisión argentina denomina a los chicos consumidores  "niños con  fecha de vencimiento", justamente por el mortal impacto que registra.
A  nivel local, la Policía Nacional reveló  que cada vez son más los  jóvenes que experimentan con drogas , entre las que se citan   el caso  del crack, o "chespi", como se lo denomina entre los consumidores.
Como  un dato alarmante dicha dependencia expuso que el inicio del uso del  crack, flúor y aerosoles, que son las nuevas sustancias utilizadas por  la población   juvenil, se da incluso desde los nueve años de edad,  según sus registros.
EFECTO. En el caso del crack, su  efecto es  muy intenso ya que entra gran  cantidad de droga a la sangre porque pasa  directamente al pulmón, y tiene un pico de excitación muy intenso. El   efecto es breve, por lo que se produce una desesperación para reiterar  el consumo.
 A medida que una persona va consumiendo una droga su  organismo va tolerando la  dosis que recibe, obligándola  progresivamente a un mayor consumo  para sentir el mismo efecto. 
En  general, algunas drogas, como la marihuana, no producen un impulso tan  grande por un mayor consumo inmediato. Sin embargo,  el crack tiene esta  característica: la reacción es de un intenso deseo de volver a absorber  una mayor dosis de la sustancia. 
 Fresco explicó que el niño  que cambió el arma por la droga solo es una parte visible del problema.       "Hay que investigar a las personas que lucran con esto", apuntó.
 Al cierre de nuestra edición el menor permanecía en su vivienda, pero  tiene que presentarse a la Fiscalía a declarar.
EL CENTRO  NACIONAL DE ADICCIONES ESTÁ ABIERTO A LAS CONSULTAS 
El Dr.  Manuel Fresco manifestó que el Centro Nacional de Control de Adicciones  está abierto a las consultas.
Los interesados pueden llamar al  (021) 298-352.
 Este centro tiene como meta  garantizar que el  abordaje de la problemática de las adicciones se realice de forma  eficiente y rápida, con información de calidad y oportuna. 
QUÉ  ES EL CRACK
El crack es un producto intermedio en la elaboración  de la cocaína, que se logra al macerar las hojas de coca con solventes  muy tóxicos como la bencina, ácido sulfúrico, etc.
 Su efecto es  de muy corta duración, por lo que se lo fuma muchas veces por día.
La  sustancia  demora solo de 8 a 40 segundos en llegar al sistema nervioso  central, donde produce un inmediato efecto de euforia que dura de dos a  cinco minutos.
Su efecto tiene varias etapas: euforia, disforia,  deseo de consumo, y sicosis y alucinaciones.La realidad de los niños en situación  de calle está marcada por microtráficos, consumo de drogas y  delincuencia. Los menores negocian el territorio para poder seguir con  la venta y utilización del  crack. 
 Silva pertenece al Programa de  Atención Integral a niños/as adolescentes en situación de calle  (Painac), quien detalló que hacen abordajes sistemáticos sobre la  situación diaria que viven los niños que se encuentran en los  alrededores del Viaducto de Calle Última y Avda. Fernando de la Mora. 
"Cuatro  Mojones es el foco de mayor vulnerabilidad, los que están ahí ya  eligieron a la calle como su escenario de vida, y una de esas realidades  es el consumo (de drogas) y el delinquir y negociar la permanencia en  el lugar", agrega. 
El registro que se maneja es de la existencia  de niños de 8, 13 y 14 años de edad, con la preminencia de   adolescentes de 17 años de edad.
SISTEMA.   Los niños  involucrados en este mundo marginal deben "negociar"  para que personas  de la zona les den vía libre para delinquir y vender estupefacientes  (crack en mayor medida) y dar un porcentaje de lo percibido por el  "trabajo". 
Los menores son utilizados como peones por los  microtraficantes para ampliar el mercado, reciben la droga y la venden  con el fin de dejar también para su propio consumo. "El negocio es usar  menores para el microtráfico", resalta el funcionario de Painac. 
"Valiéndose  -agrega- de las valoraciones de inocencia que estos poseen les utilizan  para la distribución, ya que no llaman mucha la atención, y no serían  descubiertos muy fácilmente".
Los prostíbulos que están bajo el  puente de Cuatro Mojones son también los que brindan algún tipo de  "servicio" a estos chicos, siempre a cambio de bienes robados brindando  un lugar donde dormir a los menores.
 POLICÍAS IMPLICADOS.    Silva comenta que otra de las formas de negociar el territorio es a  través de un acuerdo implícito o explícito  con los policías de la zona.  
"El tema de los robos, por ejemplo, es una forma de negociar.  Sabemos que hay policías de la zona que conocen la realidad de los  chicos, que conocen claramente cómo se maneja el microtráfico, que se  encuentran en esa zona, pero que hacen malas actuaciones o malos  procedimientos", apunta Silva. Agrega que  cuando los menores son  detenidos son llevados a las comisarías para ser "agentes de limpieza",  según reportes que tienen los integrantes del  Painac.
Terminó  diciendo que la Secretaría de la Niñez no puede ir a arrear a los  menores, pues lo que hacen es un trabajo sistemático con los chicos.
FALTA  VOLUNTAD POLÍTICA
La falta de voluntad política para una lucha  frontal contra el microtráfico está a la vista.  Existe una mesa  interinstitucional de trabajo entre la Secretaria de la Niñez, la SENAD,  la Policía de la zona y Dirección de DD.HH. del Ministerio del  Interior.
Sin embargo, a pesar de la existencia de esta mesa, aún  no se ven resultados positivos.
En el PAINAC recogieron datos  brindados por los menores sobre el crack,  como los lugares donde se  venden,  los nombres de los distribuidores y  reducidores, que son datos  muy confidenciales. Si bien, los mismos  se ponen a disposición,  la  Senad y la Policía aún no toman cartas en el asunto, ni toman medidas  concretas.
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