Nuevo Año, Nuevos Liderazgos, Nuevo Estilo de Vida

 Un mensaje de esperanza cae sobre la ciudad de Pilar, suroeste de Paraguay, derramando luchas y compromisos plenos para toda una nación y un continente.

 

La imagen lo dice todo y expresa mucho más que mil artículos o libros sobre activismo y lucha social (aún llamado militancia por algunos) Este año se inicia con muchas esperanzas para el Paraguay y la región.

Pero no existe la esperanza sin los desafíos. El fenómeno de El Niño anegará barrios, poblados y a grandes segmentos de la sociedad en el 2010. Los liderazgos municipales emergentes deberán enfrentar este desafío de la misma manera que lo hicieron los uruguayos sobrevivientes a la caída de un avión en los Andes en 1972 (ver Moncho Seballa y el Liderazgo y Organización en Situaciones Límite extremadamente críticas) El secreto es la esperanza, el motor es la creencia espiritual  crítica (Teología de la Liberación) y la forma de interpretar lo que va a pasar debe ser guíada por el ecosocialismo, el Tekojoja ancestral de la mancomunión igualitaria y armoniosa de la solidaridad y el respeto por la naturaleza.

No se trata solo de conocer y seguir tal o cual ideología, el ecosocialismo (al ser ecologismo) significa un compromiso y estilo de vida, dónde la mujer y lo femenino tienen mucha importancia, dentro de lo que permita la cultura machista imperante en el país, aunque no tanto (algunas cosas hay que romperlas para cambiar todo lo demás) Por eso signfica que el discurso general debe dirigirse a los sentimientos de hermandad y solidaridad entre todos. No solo el discurso, sino el propio liderazgo; que no es solo democrático, sino de concordia crítica y alegría reflexiva, incluso en los momentos más difíciles.

No se trata solo de ganar votos por ganar caudal electoral, lo que crece muy rápido termina por romperse en mil pedazos.

Se trata, sobre todo, de un nuevo liderazgo basado en un nuevo estilo de vida comprometido con el ecosocialismo, para hacer un discurso nuevo, transformador, revolucionario en la creación de sentimientos de esperanza en la hermandad y la lucha por una política y una ciudadanía diferentes.

No perder la capacidad de ser diferente a pesar de las alianzas coyunturales. No perder la identidad para mostrar que se puede hacer algo distinto.

Y por sobre todas las cosas, poder ser testimonio viviente de esperanza y compromiso con el cambio para el beneficio del pueblo. Ese sería un nuevo tipo de liderazgo.

 

Alejandro Sánchez