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La Banalidad del Apocalipsis

Publicado también en Argentina Indymedia

 

Resulta ser que cuando eres de la periferia, eres de la periferia del mundo (Enrique Dussel) Peor aún si eres de la periferia de un país periférico. Ni siquiera los progresistas o los socialistas radicales te tienen en cuenta, ya que ¿qué puede aportar un provinciano rodeado de vacas y humedales? ¿Cómo podrías tener claridad de pensamientos? Eso es solo para los intelectuales que viven en una capital o en el centro de todo!!! Así que literalmente para la periferia el pensamiento no existe. Por un momento pareció que la Internet rompería con esta tendencia a centralizar todo en la capital, pero ha sucedido exactamente lo contrario (basta leer El neoliberalismo, ideología de la competitividad  y darse cuenta que ese tema ya se abordó meses antes en Educación Paraguaya, pero bueno, un provinciano no puede pensar como  los intelectuales del centro, sean de izquierda ni mucho menos de derecha)

 

Es necesario considerar ello para aclarar que, con mucha suerte, este texto será parte del análisis de algún lector que haya accidentalmente prestado atención al mismo. Este fenómeno no se trata de un problema simplemente ideológico, pensar solamente en ello es pensar muy simplemente. No se trata de una cuestión meramente cultural, creer en ello es negar algo esencial. Se trata ante todo de la forma en que funciona nuestro cerebro y su consecuencia: La forma en que vemos el mundo. La ciencia nos ha dado algunos datos para saber el porqué de esto (ver Nuestro cerebro está predispuesto a la jerarquía) Esta forma de pensar tiene sus ventajas, pero su gran desventaja es que nos vuelve fácilmente dogmáticos, caprichosos, negativos a cualquier idea que venga de la periferia y con las nuevas tecnologías telemáticas sencillamente se convierte en una forma de atraso mental, si es que no sabemos emplear reflexivamente nuestra tendencia hacia las jerarquías. Lastimosamente no faltan movimientos religiosos y filosóficos renovadores y “salvíficos” que caen en lo mismo.

 

Es una forma de autismo, como el que sufren los líderes del G-8 al negar el Apocalipsis actual en el que estamos inmersos. Leonardo Boff, como muchos pensadores de la no tan periferia, denuncian este autismo suicida de los “líderes” de nuestra “civilización”. Lo que quizás no menciona tan repetidamente es que ese autismo suicida es casi incurable y no hay movimiento social mundial que pueda hacerle frente, solo se solucionará con un acontecimiento que impida la continuidad de la “normalidad” de la actual civilización (dicho acontecimiento se sugiere en Las plantas frenaron las glaciaciones)

 

Un autismo que vuelve superficial los verdaderos problemas. El mismo autismo que manifiestan los llamados “empresaurios” paraguayos que amenazan disimuladamente con el caos sociopolítico por su irrenunciable sagrado derecho a contaminar y matar al Paraguay Natural. Mismo autismo que manifiesta la “nueva” mayoritaria clase política  tradicional gobernante en Paraguay. El mismo autismo que predomina en toda institución pública paraguaya, dónde los privilegios excesivos no tienen nada que ver con la meritocracia ni mucho menos con la autocrítica innovadora, salvo muy raras excepciones.

 

En fin, reflexiones desde la periferia de la periferia, desde un lugar en el que sólo existen vacas y humedales.

 

 

Alejandro Sánchez

 

 

 

 

Artículo de Leonardo Boff:

Gobiernos inconscientes e irresponsables

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