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Presagios del Ayer

Publicado también en Argentina Indymedia

 

Salía a respirar la mañana fresca del julio casi tibio, luego de la conferencia del Intendente de Pilar sobre las medidas que el municipio tomaba para la contención de la nueva gripe pandémica. Al momento de inspirar, una larga y cabizbaja caravana de autos silenciosos pasaban por la avenida, frente al municipio. Era el cortejo fúnebre de una de las primeras víctimas de la nueva gripe en la ciudad y el país. Un número perdido en las cuentas de la OMS y de las noticias internacionales.

 

Pero para mí y para mucha gente no era eso, sino que fue un ser humano que con sus penas y sus alegrías formaba parte de la comunidad. Es cierto que cada día mueren un par de personas por accidentes de tránsito en Paraguay, sobre todo con motocicletas. Pero lo de la gripe pandémica es diferente, porque es uno de los primeros síntomas más fuertes que sufre la biósfera por causa del actual alocado modelo económico mundial.

 

Presagios del ayer, porque desde que se detectó el fenómeno, no ha ido más que acelerándose y volviéndose cada vez más impactante y evidente. Me refiero a la crisis ecosistémica, al Apocalipsis ecológico, que ya está por borrar al Polo Norte del mapa. Generalmente tomamos dos actitudes, la más fácil es que negamos el fin del mundo, en el otro extremo está la desesperación ante el fin del mundo. Ni una ni otra no nos quitan de este Apocalipsis de nosotros mismos.

 

Somos nosotros el Apocalipsis y la Epifanía de un nuevo tiempo. No por una suma de dogmas teístas ajenos a la Naturaleza, sino por una revelación de conductas y prácticas liberadoras y superadoras de nuestros atavismos, no menos teístas por cierto, más no ortodoxamente dogmáticos. Es cierto que nuestro cerebro nos lleva a un rincón sin salida, pero no es menos cierto que también podemos transformar nuestra mentalidad y ver dónde no vemos ahora.

 

Desde siempre estuvo escrito y desde nunca fue predestinado. Podemos ser protagonistas históricos en nuestros ámbitos más que simples sujetos del devenir. La liberación del destino que nos hemos hecho empieza por nosotros mismos y con belleza rebelde y enérgica puede ir más allá de nosotros.

 

 

Alejandro Sánchez

 

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