DE CONSPIRACIONES Y CONTRACONSPIRACIONES
Publicado también en Argentina Indymedia
Históricamente las mafias y grupos rebeldes, al poder de turno, siempre conspiraron. Cada tanto la televisión y las películas nos recuerdan la conspiración más famosa en el mundo occidental: El asesinato de Cristo. También, de vez en cuando, se pasa la otra gran conspiración: El asesinato de Julio César, muy vinculado a los llamados “Idus de Marzo”. La historia es una suma de conspiraciones, unas tras otras. La independencia de Paraguay y otras naciones americanas se dio a través de conspiraciones. La conspiración más reciente fue la gran mentira que se impuso para invadir Irak por su petróleo; Thierry Meyssan, el gran periodista francés de investigación, acusa que los ataques terroristas del 11 de Setiembre de 2001 fueron otra gran conspiración para ocultar un golpe de estado dirigido por George W. Bush y la maquinaria industrial y militar de EE.UU.; que ya estaba sedienta de ganar dinero con las guerras. Todo para justificar venta de armas y apropiación de petróleo.
La historia de la humanidad es la historia de las conspiraciones, conspirar es lo más común que hay. A mí me tocó sufrir un evento así cuando me prohibieron participar, como periodista, de una “reunión secreta” con un senador nacional. Al otro día publiqué con detalles lo que se trató en dicha reunión, por radio. El periodismo de investigación, muy vinculado con las luchas antioligárquicas y de defensa del bien común, es el gran defensor de las democracias y procesos democráticos.
En un país gobernado por 61 años de mafias –los últimos 38 gracias a la embajada de EE.UU. y la Escuela de las Américas- es natural y hasta normal que los políticos vinculados a esas mafias conspiren contra un gobierno democrático y democratizante por su defensa de los intereses populares. Incluso es lógico que quienes diseñaron la Operación Cóndor, esa gran conspiración genocida, sigan conspirando contra los gobiernos del progresismo radical latinoamericano. Es también lógico que el gobierno paraguayo quiera contraconspirar, pero para defender las leyes y evitar que asesinen a Fernando Lugo o que se genere una inestabilidad antidemocrática; como lo sería un plan para que la policía y parte del ejército paraguayos apoyen logísticamente una serie de secuestros, asesinatos, respaldando a narcotraficantes y a paramilitares; para que se hagan pasar por fantasmales guerrilleros. La vigilancia y defensa de la Constitución y las leyes es una obligación del gobierno, no una facultad.
Pero la mejor conspiración es la que no es conspiración: La conspiración democrática, necesariamente pública y nada secreta para ser democratizadora. Hoy estamos por primera vez en la historia paraguaya ante un proceso que puede ser de democratización integral: Un proceso dónde se genere, pedagógica y activamente, una cultura que dé importancia al bien común y a la ecología; no como hasta ahora, que impera una cultura individualista, dónde importa el ego y la destrucción y derroche de recursos naturales y humanos. Este proceso de democratización integral se dará a través de la activa participación ciudadana y social por medio de foros, reuniones públicas para consensuar mínimamente la búsqueda del bien común, movilizaciones simbólicas o masivas en las calles, en las rutas, en las plazas y en los escraches, para proponer y reclamar un nuevo modelo de país, un nuevo modelo de desarrollo económico, social y ecológico; porque ya no podemos seguir el modelo de desarrollo de los países ricos, a menos que queramos destruir lo poco que queda de ecología en Paraguay y el mundo.
Esta es la única conspiración democrática y pública que puede salvar a la democracia, al gobierno popular de Fernando Lugo y al futuro ecológico de nuestros hijos.
Abogado Alejandro Sánchez
Activista de Derechos Humanos Y Ecologista
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