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Democracia ¿Sin Justicia?

La fiesta era única, sublime e inaudita para Paraguay, jamás en su historia sucedió lo que estaba sucediendo, el fin de la hegemonía de una política autoritaria por el comienzo de un gobierno de bastante amplitud pluralista. Era el momento, la hora y el infinito eterno de ese cambio que generaciones enteras soñaron mientras morían en las mazmorras, en el exilio o en esa gran cárcel que fue un país condenado al infortunio. Minutos antes ese señor, vinculado a la dictadura; de la cual es hijo; aquél que a viva voz prometió “Ríos de sangre” dos semanas antes del Marzo Paraguayo; impune y burlonamente se paseaba por el parlamento, sin otro motivo que el de intentar ser un “demócrata”. Si esto no fue suficiente para empañar la fiesta de liberación, lo que hizo su obsecuente, un tal González Quintana, fue el detonante final. En el momento de llamar al secretario parlamentario para que lea el acta de traspaso de la presidencia, lo llamó como lo llama a su adorado líder supremo. Más que error, era una abierta burla a los que murieron por las libertades y la democracia.

 

El rechazo no se hizo esperar, un pueblo que soñó desde siempre su liberación repudió enérgicamente el hecho y estalló la indignación acumulada ante la grotesca bufonada. Los que siempre defendimos la democracia, los que arriesgamos la vida por ella, no podíamos callar, debíamos recordar con energía y valor el dolor que hasta ahora llevamos, las injusticias que reinan en Paraguay. Particularmente a mí me tocó expresarme desde dónde estaba, el sector habilitado para la prensa. Dejé mi función de simple testigo periodístico para mostrarme en lo que soy: Un ciudadano del mundo comprometido con la democracia y los derechos humanos, no con la impunidad y la cobardía de los criminales. Los compañeros del extranjero querían saber que sucedía, lo más pronto que pude les expliqué, esperando que pudieran luego investigar en la Internet ese dolor que no ha sido sanado. Los compañeros connacionales se dividieron en dos, los que solidariamente sufrieron el terror de aquella noche del 26 de marzo de 1999 y los que no sufrieron tal atropello. Una amiga muy querida me reprochó mi reacción y me trató de “intolerante”, no le dije nada, pero ¿se puede ser tolerante con el crimen impune, con los asesinos irredimibles? Ningún juez ha dicho que la declaración de Carlos Cubas, hermano de Raúl Cubas Grau, fue una gran mentira. Fue Carlos Cubas quien testificó que Niño Trinidad Ruiz Díaz, el comisario de la masacre, recibía órdenes de Lino César Oviedo para facilitar la matanza del Marzo Paraguayo. Eso no se ha modificado, sino que ha sido olvidado por la injusticia vigente en Paraguay, mal llamada poder judicial.

 

El criminal ha logrado su impunidad, por ahora, pero también Pinochet y otros la lograron en su momento. Pero fueron vencidos por grupos de ciudadanos “intolerantes” con el crimen y la violación de los Derechos Humanos, base de una sociedad democrática, en Argentina las Madres de Plaza de Mayo fundaron el movimiento que nos ha liberado de la impunidad y el olvido que condena a repetir los mismos errores: Hoy los asesinos y los monstruos, que arrebataron vidas, están cayendo tras las rejas; a pesar de que siguen aterrando a testigos y matando a héroes como el tigre López. En Chile los movimientos sociales siguen extendiendo más y más la memoria de las canalladas que se ocultaron. En Uruguay Bodaverry está en su lugar penal, en Bolivia Sánchez Lozada es un reo más en su proceso…¿Y en Paraguay?¿Acaso es posible pensar en consolidar la democracia en base a la criminalidad liberada de toda responsabilidad? Nicanor Duarte Frutos hizo una movida magistral al liberar al criminal neonazi, siempre será un aliado potencial para perpetuar una eterna transición hacia ninguna democracia; basta esperar el momento adecuado para dar el golpe adecuado. Seis meses a  partir del 15 de Agosto de 2008, es decir,  el 15 de Febrero de 2009 ya no habrá un Fernando Lugo presidente según los planes retardatarios.

 

Para más, el cambio hacia un verdadero Poder Judicial está trabado, porque la costumbre del cuoteo político no deja de seguir vigente; así no vale hablar de una nueva Corte de Justicia, porque no la habrá.

 

No, el pueblo democrático no puede seguir esperando una nueva justicia, es el pueblo el que debe hacer la nueva justicia. Es hora de fundar los “Tribunales Populares por los Derechos Humanos”, que emitan sanciones de carácter social y popular; algo más que la muy escamoteada Comisión de Verdad y Justicia. Una organización que sea parte de un gran frente popular en defensa de la democracia. El escrache y la endilgación públicas son herramientas democráticas y legales, en Argentina ningún represor se escapa de la justicia popular, que generalmente antecede a la justicia con capacidad penal.

 

No existe la democracia sin justicia y como el gobierno de Fernando Lugo está atado por un cuerpo de políticos que quieren continuar con lo mismo, solo les queda a las organizaciones sociales y ciudadanas articular un movimiento de justicia popular por los Derechos Humanos, que ponga fin a la impunidad y a la “tolerancia antidemocrática” Porque si no hacemos algo ahora, dentro de seis meses a un año lo estaremos lamentando profundamente.

 

Abogado Alejandro Sánchez

Activista de Derechos Humanos y Ecologista

 

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