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¿SABEMOS DISENTIR?

61 años de cultura autoritaria, inficionada hasta en la familia en esa costumbre de darle de golpes y zurras a los niños, que triste. Lo principal, el caudillismo, cada quien es un cacique que no admite críticas, es la fuerte cultura latinoamericana con sus coloridos matices desde Caracas hasta Buenos Aires; el que mejor está con el jefe es el que más lo alaba, no hay nada peor para un líder exitoso que rodearse de aduladores. Un compañero, un amigo, es quien hasta nos puede reprochar y a quien agradecemos por ello; mucho más si se trata de Juan Pueblo. Ni en EE.UU. se conoce este quehacer entre los líderes políticos, ellos también tienen un caudillismo enquistado en la “democracy” más autoritaria de América; quizás Obama ayude a recuperarla; ojalá, por el bien de la humanidad.

 

Tanto caudillismo, tanto paternalismo, que si uno quiere que la gente decida, no decide nada, espera que el “Mburuvichá” solucione todos los problemas, para eso se le votó. Así también para los ministros, viceministros, directores generales, vicedirectores hasta el director de área. El de arriba quiere saber que piensan los de abajo y los de abajo solo quieren saber como hablar de cosas lindas al de arriba. Los que siempre denunciamos esta cultura siempre fuimos marginados, éramos los rebeldes, los desubicados, los locos y soñadores, los “tilingos” como decían Galtieri, Videla y Massera.

 

Seguimos siendo esos mismos rebeldes, pero ¿y ahora que somos los jefes, qué hacemos? Quien lucha con dragones se convierte en un dragón expresó Nietzsche, no conocemos otra forma de administrar lo público y lo privado más que con la imagen del “Mburuvichá” que todos llevamos dentro. Es mentira que son solo vicios de los partidos tradicionales, es el vicio de toda nuestra cultura impuesta por 61 años de autoritarismo modulado según las circunstancias.

 

Quizás no sabemos disentir, si criticas la postura o la metodología del compañero, ya eres su contrario. Si se forma un grupo interno, aparte del nuestro, ya son nuestros contrarios. Quien no está conmigo está en mi contra. Todos con todos con el líder, pero todos contra todos sin posibilidad de consenso básico en las diferencias de posturas políticas. Si esta cultura sigue sin cambiar, entonces el nuevo presidente no necesita de ningún enemigo para que lo derroquen;  lo derrocarán las peleas y discusiones bizantinas internas al futuro gobierno (dividir en extremo para vencer).  Para superar esto falta mucha pedagogía política, trabajar mucho lo psicológico, reaprender el diálogo, el verdadero diálogo; no ese que se base en prejuicios antes que en razones. Serán necesarios muchos talleres de psicología e inteligencia emocional, de dinámica de grupos y de liderazgo democrático constructivo, porque el caciquismo es lo que naturalmente nos quiere salir al reunirnos y querer participar en la vida pública de nuestra gran comunidad[i].

 

Conste que en ese sentido Fernando Lugo es una ruptura con esta cultura, pero ¿lo somos nosotros también? ¿Realmente tenemos la preparación suficiente como para cambiar de cultura política y social?

 

Es hora de aprender, es la hora.

 

Abogado Alejandro Sánchez

Activista de Derechos Humanos Y Ecologista



[i] Este tipo de liderazgo, el liderazgo antidemocrático, tiene como dinámica los rumores, el cotilleo y el chisme. Este sistema de desinformación es una tendencia innata en los seres humanos, quizás se regule con educación, pero está ahí, es algo científico, no subjetivo, más se puede ver en http://neofronteras.com/?p=1005 y en http://neofronteras.com/?p=1020

 

1 comentario

Elle -

Esto es tan cierto que sería tanto o más vergonzoso para muchos reconocerlo; nos falta aún muchos siglos de evolución cultural.

Es más fácil no decir la verdad, que vivir con valentía.

Saludos (: