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EL FORO SOCIAL COMO ARTICULACIÓN NACIONAL

Luego de 61 años de gobiernos dictatoriales y corruptos, lo que quedó de Paraguay es un país en vías de degradación que ha llegado a grados desconocidos de descomposición social. Cientos de estudios sociológicos, psicológicos y culturales avalan esta afirmación. No fue algo azaroso o mero capricho, fue el resultado de un plan perfectamente diseñado y tenebrosamente ejecutado desde 1956 hasta el 20 de abril de 2008. Un plan ejecutado por un grupo oligárquico, que respondía a las políticas de una oligarquía mundial. Ambos siguen detentando el poder económico en sus respectivas esferas de influencia, ambos aún tienen un gran poder político, pero al menos ya no en el poder principal a nivel nacional y a nivel regional están debilitados.

 

El trabajo que tiene por delante  el nuevo gobierno supera el básico proyecto de recuperación económica o la simple esfera ideológica y se ubica dentro de la perspectiva de supervivencia o aniquilación: O continuar con la actual civilización y su modelo de desarrollo sin futuro o generar un nuevo modelo social revolucionario (excepto que se quiera continuar con el modelo de agotamiento de todos los recursos del planeta, acabar con toda la biodiversidad y dejar que la humanidad termine autodestruyéndose en guerras infinitas por hambre, sed y armas nucleares, bacteriológicas, químicas, etc.) Obviamente un cambio de modelo implica cierto debate ideológico, pero el mismo solo se necesita abordarlo en los círculos académicos correspondientes. A nivel social es otro el problema, muchos científicos sociales han señalado que las organizaciones sociales y ciudadanas de Paraguay son escasas, débiles, disgregadas y absolutamente desarticuladas. Las únicas organizaciones sociales que han mostrado cierta capacidad de aglutinamiento y movilización son las campesinas, pero su capacidad siempre ha sido limitada, hasta la llegada del nuevo gobierno.

 

En lo político partidario, los estudios estadísticos e históricos indican que la cultura autoritaria, personalista y caudillista prácticamente dominan en todos los espacios y agrupaciones políticas. Son 61 años de costumbres verticales y hegemónicas que la legislación electoral y la escasa educación cívica no supieron o no pudieron cambiar. Así, salvo raras excepciones, la dinámica natural que rige a la dirigencia política está más centrada en el electoralismo que en un proyecto país.  Es decir, el nuevo gobierno no puede confiarse plenamente en la dirigencia política partidaria para poder implementar reformas profundas del conjunto democrático, social y popular paraguayo. Fernando Lugo prácticamente está atado por la cultura política y las estructuras políticas que acompañan al estado de desarticulación social; poco o nada de cambios estructurales podría llegar a realizar en dichas condiciones. Está claro que se necesita otro tipo de organización y proyecto político-social que sirva de base para la reconstrucción del Paraguay.

 

Así se presenta el Foro Social como herramienta excelente de articulación, empoderamiento y dinamización conjunta de las organizaciones civiles y sociales. Siendo un espacio de diálogo amplio (por su etimología de “Foro”) y marcando su orientación con lo “Social”, esta herramienta de convergencia sistémica es el medio ideal para canalizar las necesidades y proyecciones urgentes que el Paraguay debe abordar. El Foro Social siempre usa el “diálogo pedagógico” orientado hacia la “democracia participativa directa”, dónde la Cultura de los Derechos Humanos, La Cultura de la Paz y la Ecología Social hacen al contexto básico de las reuniones, discursos y diálogos. La comunicación para el desarrollo es la vía necesaria de difusión para el mismo y es parte integral del diálogo pedagógico.

 

En dicho Foro no están en pugna candidaturas, movimientos partidarios internos o partidos; tampoco la simple competencia de intereses sectoriales e individuales. En el Foro Social necesariamente se tratan el interés general y el modelo de sociedad a construir que, por ser democratizante, deberá centrarse al interés común y comunitario, sobre todo. Al no ser un espacio de poder establecido, debe lograr constituirse en poder con la conjunción y convergencia de todas y todos los habitantes de la nación. Como no está en juego las próximas internas partidarias o elecciones, en el Foro Social sí es posible desarrollar un lenguaje genuinamente concentrado en el país. Solo es social si es antihegemónico y si rechaza la formación o vigencia de cualquier tipo de oligarquía.

 

Un Foro Social, para abordar la complejidad de la realidad social, deberá contar con grupos de trabajo técnico y científico, que sirvan de asesoramiento y soporte a las organizaciones sociales que trabajen conjuntamente y en red. Para que abarque toda la extensión social, el Foro Social deberá dividirse en múltiples foros en red, uno de alcance nacional y otros de alcance departamental; los mismos a su vez comprenderían grupos de trabajo según los temas a tratarse y con los talleres respectivos a desarrollarse; que tendrían que ser siempre educativos y generadores de nuevos conocimientos sociales; para luego generar nuevas acciones sociales organizativas.

 

Solo con un modelo de Foro Social, como el referido, es que se podrá articular y movilizar al pueblo paraguayo de forma que sea el pueblo el que ejerza el poder público; mediante la participación directa; única vía para sentar las bases de un cambio cultural, del inicio de un nuevo modelo de ecosociodesarrollo y de un necesario soporte popular para el nuevo gobierno.

 

Abogado Alejandro Sánchez

Activista de Derechos Humanos y Ecologista

 

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