QUIEN ASESINÓ A José Miguel, Armando, Manfred, Víctor Hugo, Henry, Arnaldo, Cristóbal y Tomás? NADIE??
Desde hace no tanto tiempo, al parecer nos han intentado convencer de que no tenemos pasado, de que estamos condenados siempre a esperar a un mesías salvador que nos muestre el camino de la luz, y que de alguna forma milagrosa iluminada por la virgen, nos saque de la miseria emocional, intelectual y material en la que nos sumimos.
Hoy vimos que no hace mucho tiempo, cuando mucho se hablaba del futuro y siempre se nombraba a los jóvenes como forjadores, arquitectos de ese brillante futuro que de alguna forma nos deparaba este camino. En ese tiempo, en todas partes del mundo se celebraba el “fin del milenio”, la bienvenida a un nuevo tiempo que depararía un iluminado presente para todos y todas.
Cuando ese tiempo se celebraba en otras partes del mundo, en una isla de tierra en el corazón de América, el mesías que celebraba 2000 años para algunos, amenazaba con ríos de sangre a los demás, una amenaza que nuestra generación vería cumplirse en el más inverosímil escenario: una plaza.
Cuando la mayoría de ese pueblo que había crecido, que se había atrofiado mejor, bajo las botas de Stroessner agachaba una vez más la cabeza y agarraba más fuerte el rosario para recibir al nuevo mesías Lino O que lo reemplazaría, hubieron algunos que se animaron a desafiarlo sin nada más que su pecho descubierto y su sangre enardecida por la injusticia, y fueron precisamente ellos los que derramaron esa sangre en aquellas plazas para convencernos de que SI tenemos un pasado, y de que SI tenemos un futuro, que está en NUESTRAS MANOS y no en las de un mesías salvador.
Ellos fueron hijos, hermanos, primos, amigos. No hubo nadie que les dijera que tenían que hacerlo, no hubo maquiavelos ni ardides que los motivaron. No hizo falta un puesto en alguna institución publica, ni un jugoso contrato para alguna ruta. No hizo falta ni vaca’i, ni Ari, para llevarlos a la plaza a enfrentar a un Lino Oviedo asesino que hablaba de democracia en alemán saludando como otro “demócrata Hitler” al que admira e imita.
No. Lo único que hizo falta fue esperanza. Esperanza de que la historia no se acababa allí. Esperanza de que esa mamá que dejaban en casa, esos hermanos y hermanas que se quedaban a mirar la tele, y esos amigos que no entendían muy bien lo que pasaba, despertarían al día siguiente en un país decente, en un país sin mesías ni tendotás.
Hoy, después de ver morir a nuestros hermanos, amigos, hijos y compañeros, nos quieren convencer de que 400 muertos valen menos que diez vacas, que una niña vale menos que un feto, que una vida vale menos que una bala y que nuestro país vale menos que un pasaje a España.
Hoy, vemos como el asesino Lino O, sale a saludar a la virgen en medio de loas y alabanzas como el mesías que pretenden vendernos, mientras intentan ponernos de nuevo una mordaza, juntarnos de nuevo en una plaza y probar con nosotros la silla, las balas, las cachiporras y las llamas.
Hoy ya no hace falta preguntar hasta cuando, porque el cuando….es hoy.
José Miguel (Q.E.P.D)
Armando (Q.E.P.D)
Manfred (Q.E.P.D)
Víctor Hugo (Q.E.P.D)
Henry (Q.E.P.D)
Arnaldo (Q.E.P.D)
Cristóbal (Q.E.P.D)
Tomás (Q.E.P.D)
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