El Desastre Educativo En Paraguay
Los bachilleres salen con una bajísima preparación
La encuesta encargada por el diario ABC Color a la firma First Análisis y Estudios revela que padres y docentes tienen una pésima percepción acerca de la efectividad del sistema educativo a la hora de preparar a los egresados para insertarse en el mundo del trabajo o seguir estudios a nivel universitario. Por ejemplo, solo el 9,5% de los docentes, actores directos del proceso educativo, respondió que un alumno que termina la secundaria en un colegio público está preparado para trabajar. Padres y docentes guardan mejor opinión de la educación que se imparte en el sector privado.
La calidad de la educación media está hace tiempo en entredicho. La reforma le llegó hace menos de cinco años y todavía no se asienta: hay una enorme carga de materias para los alumnos (más de veinte), faltan profesores capacitados y el sistema de evaluación no llega a ser del todo comprendido por los docentes y los estudiantes.
Padres y docentes comparten una visión muy crítica con respecto a la utilidad de la secundaria como antesala de un puesto laboral, aunque los teóricos del sistema educativo sostienen que, desde luego, el enfoque de los bachilleratos científicos (que es como se llaman ahora los bachilleratos humanísticos) tiende hacia una formación generalista, no profesionalista.
Para tener una idea, solo el 9,5% de los docentes y el 12,4% de los padres cree que los egresados de la educación pública están preparados para trabajar. Esa visión negativa apenas mejora si se trata de los alumnos del sector privado. El 17,5% de los docentes cree que la educación privada prepara para el trabajo, y el 20,8% de los padres comparte esta opinión. Es llamativo que la mirada más crítica parta precisamente de los educadores, que son quienes deben desarrollar los programas en las aulas.
Otro dato interesante es que el 7,6% de los padres considera que los egresados de los colegios públicos no están nada preparados para el trabajo, aunque solo el 3,9% cree que los egresados del sector privado están en esta misma situación. Hay una mejor valoración de la educación paga.
MAÑANA: Los docentes y su relación con la informática.
Tampoco es buena base para la universidad
Los fracasos masivos en los exámenes de ingreso a la Universidad Nacional, la necesidad de realizar cursillos previos al ingreso y las demandas para que se reduzcan las exigencias, sumados a la indulgencia de universidades privadas para admitir alumnos, son muestras de que el nivel medio del sistema educativo envía un producto mal preparado al nivel universitario.
Así lo creen también los padres y docentes encuestados, quienes, en su mayoría, respondieron que los alumnos egresados de la secundaria están poco o apenas “algo” preparados para ingresar y enfrentar las exigencias que conlleva cursar una carrera universitaria.
Al igual que en el caso de la preparación que brinda la educación media para ingresar al mercado laboral, la opinión generalizada es que el sector privado –donde las cuotas varían entre los cien mil y más de un millón y medio de guaraníes mensuales– brinda una mejor formación que la educación media que ofrece el Estado, que tampoco es gratuita, pero sí tiene un menor costo para las familias.
Por ejemplo, solo el 14,6% de los docentes considera que los alumnos egresados de un colegio público está preparado para lidiar con las exigencias universitarias, mientras que el 16.5% de ellos piensa que los egresados del sector privado cuenta con esa preparación. Los padres son un poco más optimistas cuando se trata de los egresados del sector privado: el 23,2% de ellos cree que están preparados para los estudios universitarios.
“Mejoró la actitud, no los conocimientos”
Desde su doble función de empresario y rector de la Universidad del Cono Sur de las Américas, el ingeniero Luis Lima tiene cotidiano contacto con los egresados que lanza al mercado el sistema educativo. Esta experiencia le permite afirmar que, en los últimos años, ha mejorado la actitud de los bachilleres, pero no se ha logrado una mejoría en lo que respecta al conocimiento, especialmente de las ciencias básicas.
“Las competencias actitudinales han mejorado, pero no vemos que los conocimientos se hayan profundizado. El problema pasa mucho por la capacitación de los profesores, porque se lanzaron los programas antes de tener los profesores capacitados. Para Trabajo y Tecnología, por ejemplo, la primera promoción de profesores egresó el año pasado, pero la materia se imparte hace tres años”, afirma.
El Ing. Lima afirma que los egresados hoy llegan a la universidad con competencias que antes no se notaban, y tienen que ver con la introducción del “emprendedurismo” en la educación media. “Vienen con mejor capacidad para trabajar en equipo, con creatividad mejor desarrollada, sus competencias comunicacionales son bastante buenas. Creo que eso se debe a la metodología que se usa, como la elaboración y ejecución de proyectos. Esto permite adquirir competencias que hoy son indispensables para insertarse en el mundo del trabajo”, explica.
Si de insertarse en el mercado laboral se trata, Lima considera que el egresado de la secundaria está preparado para ejercer el tipo de trabajo en el que se necesitan pocos conocimientos y en el cual esos conocimientos los puede ir brindando el propio empresario o la empresa. “Por que todo esto es más de actitudes que de aptitudes. “El egresado en general está poco preparado, pero tiene la predisposición como para hacer”, explica y, por último, el Ing. Lima critica también la sobrecarga de materias, que solo ha añadido superficialidad.
Se requiere nivelación
Algunas facultades de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), como la de Ingeniería, implementan cursillos de nivelación ante la pésima preparación con que llegan los bachilleres. El curso, de un semestre, es de ambientación y familiarización universitaria, además de preparar a los estudiantes a un nivel deseado para iniciar la carrera universitaria: adecuarlos al perfil necesario.
El rector de la UNA, Ing. Pedro Gerardo González, dijo en una entrevista anterior que uno de los principales problemas con que se encuentran las facultades es la base preparatoria visiblemente deficitaria de los bachilleres.
En Filosofía UNA, por ejemplo, los centros estudiantiles organizan manifestaciones e implementan todo tipo de presiones para facilitar el ingreso de estudiantes con muy baja preparación. En una oportunidad, los mismos postulantes bachilleres reconocieron públicamente que, si son mediocres, no era culpa de ellos, sino de una enseñanza mediocre recibida en el sistema educativo nacional.
En Derecho UNA también existen inconvenientes con los postulantes, quienes ni siquiera saben expresarse por escrito, cometiendo “horrores” ortográficos y de sintaxis.
Para el rector González, no hubo un plan que integre la reforma del nivel primario y secundario con el universitario, por lo que los bachilleres llegan y se postulan para ingresar en la universidad sin el perfil esperado para la educación superior.
Profesores desaprueban trabajos bajados de la red
Típica escena en un colegio de clase media: el profesor da una tarea. El alumno llega a casa o va al cyber. Abre la computadora, busca el tema indicado en Google u otro buscador. Ingresa al link. Hace click en imprimir. Encarpeta la hoja y en la siguiente la entrega. Muy probablemente, ni siquiera ha leído el texto que está entregando. Formalmente cumplió, pero en realidad la información le pasó a kilómetros de distancia.
Más graves todavía son los casos donde la deshonestidad prima. Por ejemplo, cuando un alumno debe presentar un trabajo práctico o una monografía y, en lugar de buscar la información en libros o sitios web, baja el trabajo práctico terminado de un sitio como rincondelvago.com, donde se consiguen trabajos sobre diversos temas de la malla curricular. Basta con seleccionar el texto, pegarlo en un procesador de textos e imprimirlo. Listo. Es muy probable que el profesor jamás se entere de que su alumno no hizo nada más que perforar las hojas y archivarlas. La encuesta también indagó acerca de los materiales de apoyo que, en general, utilizan los docentes en el aula. Mientras que el 67,4% afirma que trabaja en aulas con libros de texto, otro 27,7% dice que trabaja con apuntes fotocopiados y solo el 2,3% trabaja con ambos. En la educación media, los docentes tienden a trabajar más con fotocopias que en la educación básica (37,5% contra 24,4%), lo cual se explica en el hecho de que los alumnos de la educación básica de las escuelas públicas reciben libros de textos gratuitamente, proveídos por el Estado. Sin embargo, esta provisión de libros no llega a todos ni es permanente. También hay una diferencia en el uso de libros de textos y fotocopias entre el sector privado y el sector público. El 82,5% de los maestros que trabajan en el sector privado usa libros de textos, mientras que el 64% del sector público hace lo mismo, señala también la consulta de First.
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En la encuesta encargada por ABC Color, los docentes fueron consultados acerca de si estaban de acuerdo con que los alumnos entreguen sus trabajos prácticos con impresiones de textos sacados directamente de Internet. La respuesta mayoritaria fue negativa: el 73,8% de los docentes afirma que está en desacuerdo, mientras el 24,6% se declaró de acuerdo. Obviamente, esta es una realidad que afecta más a los alumnos de la educación media y del sector privado. Por eso, el mayor grado de rechazo se da entre los docentes de la secundaria (el 81% dijo que estaba en desacuerdo) y los del sector privado y subvencionado, donde el 82,5% y el 91,7% de los maestros se declararon en desacuerdo.
FOTOCOPIAS
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Docentes tienen visión poco crítica de su labor
La encuesta encargada por ABC Color para tomarle el pulso al sistema educativo revela que los docentes tienen una visión poco crítica de sí mismos, sus conocimientos de las diferentes asignaturas del programa oficial y su capacidad. Para tener una idea, en promedio, la calificación que se pusieron a sí mismos los educadores en Castellano y Lenguaje fue de 7.7, mientras que en Matemática se calificaron, en promedio, con 7.6, en una escala del 1 al 10.
Para medir cómo ven su propio desempeño, se les pidió a los educadores encuestados –unos seiscientos de la capital y el interior del país– que respondieran qué nota obtendrían si les tomaran exámenes de diferentes asignaturas. De las respuestas que brindaron se puede observar que tienen, en general, una buena opinión sobre sus capacidades. Así, en promedio, se han calificado con un 7.7 en Castellano, 7.6 en Matemática, 7.3 en Guaraní, 7.7 en Ciencias Naturales, 7.4 en Geografía y 7.6 en Historia.
A la hora de juzgar a sus colegas, los términos medios no bajan. Los docentes le pusieron a sus propios compañeros de ruta un promedio de calificación de 7.3 en Castellano, 7.2 en Matemática, 7 en Guaraní, 7.4 en Ciencias Naturales, 7.1 en Geografía y 7.1 en Historia.
Tanto cuando se trata de autocalificarse como de calificar a sus colegas, los docentes demuestran que se tienen en buen concepto y son poco críticos, ya que se asignan notas que van entre el siete y el ocho.
LOS DOCENTES VISTOS POR LOS PADRES
Esta perspectiva contrasta un tanto con la opinión de los padres, quienes además de calificar con un promedio de 6.1 al sistema educativo, destacaron entre las características más negativas de los docentes que no son muy exigentes (8,2%), que no tienen buen trato y no son amables (7,3%), que no tienen mucho interés en capacitarse (6,7%), que faltan mucho y atrasan a sus alumnos (5,6%) y que no están capacitados (5,6%). Es notable que un 33,2% de los padres afirma que no tiene ninguna característica negativa que resaltar de los docentes de sus hijos.
En cuanto a las características positivas, los padres resaltaron en primer lugar la responsabilidad, consigna igualmente la encuesta realizada por First.
MAÑANA: Evaluación e incentivos para los educadores.
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Los educadores se declaran satisfechos con la carrera elegida
La encuesta aplicada al magisterio también revela una característica muy positiva acerca del gremio de los educadores: la mayoría se declara muy satisfecha con la carrera elegida.
Un 54.8% dio esa respuesta, mientras que otro 40.3% respondió que estaba satisfecho; apenas un 4.2% dijo estar insatisfecho, y solo el 0.7% está muy insatisfecho. Estas respuestas, que totalizan un 91% de educadores satisfechos con su carrera, hablan de un fuerte compromiso vocacional, que va más allá de la adversidad con la que se encuentran muchos docentes cuando desarrollan clases.
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A pesar de los permanentes reclamos de aumento salarial –en noviembre del año pasado, el sueldo de un maestro de grado de primera categoría subió a G. 980.000 guaraníes por turno y la hora cátedra se paga 11.200 guaraníes–, y a pesar de las quejas permanentes por las malas condiciones laborales en que desenvuelven su tarea y por las reivindicaciones pendientes, aunque siempre se mencionan las dificultades para forjar una carrera ascendente, el sentimiento del magisterio resulta positivo. Es llamativo el contraste entre los permanentes reclamos del sector y el nivel de satisfacción, que debería ser considerado como un insumo importante con el cual el Ministerio de Educación puede contar a la hora de enfrentar los desafíos que representan la tarea educativa y el emprendimiento de grandes proyectos, como el de reformar la educación.
LOS MÁS SATISFECHOS
El mayor nivel de satisfacción se encuentra entre los docentes que enseñan en el sector privado. El 61.5% de ellos respondió que se encuentra muy satisfecho con su trabajo. Solo un 2,6% se declaró insatisfecho y ningún maestro al servicio de la educación paga se declaró “muy insatisfecho”.
Tampoco se declaró “muy insatisfecho” ninguno de los maestros que llegaron al cargo luego de iniciado el proceso de reforma educativa, hace ya trece años.
No existe gratificación para el docente que se destaca
Un 83% de los docentes encuestados por la consultora First Análisis y Estudios para ABC Color respondió que “no pasa nada” luego de las evaluaciones de desempeño que se practican a los docentes. Este es un indicador preocupante, porque señala que el esfuerzo no tiene premio en la carrera docente. Otro signo de que las cosas no marchan bien en el sistema educativo es que el 43,7% de los docentes respondió que la capacitación que recibe el magisterio en la actualidad es poco o nada efectiva.
A juzgar por las respuestas de los docentes encuestados, la evaluación del desempeño parece ser una práctica institucionalizada en escuelas y colegios del país. El 94,2% de los maestros consultados respondió que en sus lugares de trabajo se realizan evaluaciones de desempeño. Lo preocupante es lo que viene a continuación; es decir, las consecuencias que tiene esa evaluación y que parecen ser inexistentes.
El 83,1% de los maestros consultados respondió que una vez evaluados “no pasa nada”. Para bien o para mal, sea lo que sea el resultado, todo sigue igual, lo cual desvirtúa la esencia de la evaluación. Solamente el 14,2% de los maestros respondió que hay premios para aquellos que obtienen buenos resultados y el 2,7% dijo que hay consecuencias para quienes tienen malos resultados.
Esta percepción de los docentes no se compadece del Estatuto del Educador, que es ley desde el año 2001 y establece la carrera docente. Allí se determina que, en el sector público, la carrera de educador profesional se regirá por un escalafón compuesto de cinco grados académicos. Para ascender de un grado al inmediatamente superior se requieren cinco años en el grado inmediato anterior; haber satisfecho las exigencias básicas de perfeccionamiento establecidas en el reglamento de Promoción de la Carrera del Personal Profesional de la Educación; y haber realizado una investigación educativa, según el área de sus funciones.
El mismo estatuto establece que hay un salario básico profesional para los educadores profesionales del sector público.
Además, se prevé un incremento salarial de acuerdo al escalafón del educador, conforme a su antigüedad, títulos, méritos y aptitudes. Esto significa un 10 por ciento más de sueldo por nivel profesional sobre el salario básico profesional, por cada grado de la carrera docente, a partir del 2° grado, y 5 por ciento más por antigüedad, por cada grado, hasta un total de 25 años y de manera automática.
En la práctica esto no existe. Hoy gana lo mismo (980.000 guaraníes por turno y 11.200 guaraníes por hora cátedra) un maestro que acaba de ingresar a la carrera, que un docente a punto de jubilarse.
El Estatuto Docente no se cumple, debido a que ello requeriría un considerable aumento del presupuesto del Ministerio de Educación, que hoy es de 2 billones de guaraníes, y se destina en más del 95% al pago de salarios.
CAPACITACION
Por otro lado, la encuesta abordó también la cuestión de la capacitación. El resultado es que un 43% de los maestros considera que la capacitación que se brinda actualmente es poco o nada efectiva. Otro 38,9% respondió que la capacitación es efectiva y solo el 16,7% dijo que es muy efectiva. En general, las quejas de los educadores que participan de cursos de actualización de conocimientos se orientan a que los capacitadores no son solventes o no saben transmitir sus conocimientos y eso tiene consecuencias negativas en el proceso.
PREPARACION DE CLASES
Los docentes encuestados respondieron en su mayoría que dedican entre una y dos horas diarias a preparar sus clases.
El 67,4% de los maestros lo expresó así, lo que implica una considerable prolongación de su jornada laboral, que es de al menos cuatro horas por turno en el caso de la educación escolar básica y varía en la educación media.
El 15.5% dijo que dedica menos de una hora a preparar sus clases y un 17.1% dijo que le insume tres a cuatro horas la preparación.
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Maestros dicen que los padres no participan
Así como los progenitores de los alumnos tienen una mirada bastante crítica sobre la labor docente, los educadores tampoco dejan bien parados a los padres y a las madres.
Una de las preguntas de la encuesta fue el grado de participación de la familia en la educación de sus hijos, y la gran mayoría de los docentes señaló que los papás y las mamás se involucran poco en el proceso educativo de sus hijos.
Al momento de evaluar la participación de las mamás, el 70,3% de los docentes encuestados respondió que participan poco en la educación, que hay el 10,5% que no tiene ninguna participación y que el 14,4% participa lo suficiente.
Conforme con la encuesta, apenas el 4,8% de los docentes dijo que las mamás participan mucho.
Como se puede advertir en este sondeo, existe una diferencia en la que los padres salen peor parados, ya que el 27,5% de los docentes cree que los papás no participan para nada en la educación de sus hijos. Al mismo tiempo, el 62,8% dice que los padres participan poco, otro 5,8% opina que participan suficiente y apenas el 3,9 % dice que participan mucho.
Esta percepción de los docentes es preocupante, ya que indica que se sienten solos en su tarea educadora e implica además un contradicción a la esencia del proceso de reforma educativa y la Constitución Nacional, que plantean que la educación es responsabilidad de todos y no exclusivamente de la escuela.
GRADO DE PARTICIPACION DE LA FAMILIA EN LA EDUCACION
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