Marzo Que Jamás Pasará
No, hasta que haya justicia en el Paraguay. Sí, para la memoria y la verdad, que no da vueltas ni está en medias mentiras que se convirtieron en dobles engaños para algunos jueces y algún que otro panfleto que denominan periódico nacional.
No me preocupo mucho por eso, la historia los juzgará, como de hecho ya está empezando a ubicar en el atrio de la infamia a muchos de los jueces que actuaron sin vergüenza alguna en el caso Ycuá Bolaños.
Lo mismo se puede decir de la muerte de Joelito Filártiga, aquel joven vivaz del Barrio Sajonia. Una película con el protagonismo de Anthony Hopkins eternizó su historia en la memoria colectiva. Hoy su padre sigue luchando como siempre, enfrentando a los renovados enemigos de la vida: Los transgénicos y agrotóxicos.
Nuevas luchas, el mismo espíritu.
De vez en cuando me pregunto ¿volvería a arriesgar mi vida como la arriesgué en el Marzo Paraguayo? En todos estos años casi todos los días siempre fue la misma respuesta: Haría exactamente lo que hice aquélla noche del 25 y 26 de Marzo, quizás hubiese tratado de mejorar algunas cosas. Tal vez quizás hubiese intentado salvar la vida de Víctor Hugo Molas, ese miembro activo de la juventud liberal auténtica, quien cayó enfrente mío, con el corazón atravesado por la bala del francotirador y paramilitar oviedista Walter Gamarra. Nunca olvidaré su rostro cuando cayó, aún parece que fue hace solo instantes que lo vi.
Si no sabía que las balas venían de los matones oviedistas, coordinados por sus líderes e instigados por lino césar oviedo, no estaría para escribir lo que escribo. La ley dice que un hecho notorio no necesita ser probado y la responsabilidad máxima de las muertes en el Marzo Paraguayo tampoco necesita ser probada, así que las sentencias judiciales fantasiosas en tal sentido no cambiarán a la historia. La historia no se cambia con sentencias judiciales, al contrario, la historia sí cambia a las sentencias judiciales, con jueces y todo. Las organizaciones de Derechos Humanos en Argentina lo han demostrado.
Henry Diaz Bernal, asesinado por Walter Gamarra.
Después de 12 años ya se empiezan a ver los primeros frutos del Marzo Paraguayo. El otro día, durante la reubicación de los restos de Eligio Ayala en el Panteón de los Héroes, lino césar oviedo por todos los medios intentó ser protagonista de la jornada, procurando revivir desde su cada vez más evidente muerte política, de la mano de algunos dirigentes liberales. Pero cuando el senador Juan Manuel Bóveda lo mencionó en su discurso, la juventud liberal; que no olvida a Víctor Hugo Molas, no solo rechifló a oviedo, sino que algunas voces gritaron la verdad de la Historia: Asesino.
Asesino, asesino, asesino.
Ninguna sentencia judicial cambiará a la historia, pero la historia sí cambiará a las sentencias judiciales que burlaron a la muerte de los héroes que ofrendaron su vida por la patria.
Una vez dije que el Marzo Paraguayo nunca pasará, es cierto que los que más luchamos hoy estamos al margen del devenir del país, salvo quizás una muchacha de la facultad de ingeniería de la UNA, quien enfrentó a los francotiradores desde la barricada del edificio Zodiac, además de un solo líder de Jóvenes por la Democracia que sigue activo en política.
El resto, hemos pasado a trabajar y vivir nuestras vidas. Algunos hacemos algún que otro trabajo social y humanitario sin mucho ruido y atención.
Lo que nos falta, lo admito, es darle un final definitivo a las aberraciones judiciales que intentan asemejarse a algo como justicia. No estamos atados a esos jueces paraguayos, tenemos tribunales internacionales... y los crímenes de Lesa Humanidad jamás prescriben.
Aún no se cerró el último capítulo sobre el Marzo Paraguayo. La historia nos llama a hacerlo. Tengo Fe en ello. El final solo puede ser, solo puede ser...
Alejandro Sánchez
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