La Familia Como Valor Estratégico
Benjamín Fernandez Bogado es un analista neoliberal, con orientación reaccionaria. Sin embargo algunos de sus artículos son altamente sociológicos y correctamente críticos, a esos artículos los transcribiremos sin fines de lucro y con el solo afán de promover el debate y la reflexión en este espacio.
LA FAMILIA COMO VALOR ESTRATÉGICO NACIONAL
Benjamín Fernandez Bogado
Fuente: Ultima Hora de Paraguay
No es casualidad que las constituciones de los países incluido el nuestro, coloque a "la piedra angular de la sociedad" como una de las instituciones claves para el desarrollo de cualquier República
La nuestra de 1992 es, probablemente, la más explícita en su artículo 49 cuando dice: "La familia es el fundamento de la sociedad. Se promoverá y se garantizará su protección integral. Esta incluye la unión estable del hombre y de la mujer, a los hijos y a la comunidad que se constituya con cualquiera de sus progenitores y sus descendientes".
Hoy los datos en torno a la pobreza nos demuestran que una familia monoparental (donde solo existe un miembro como cabeza, casi siempre mujer), tiene más posibilidades, no solo de continuar siendo pobre, sino que además le cuesta tres veces más abandonar dicho estado.
Detrás de la delincuencia de jóvenes y personas adultas, que tanto dolor causa en estos días en la sociedad, se encuentra casi siempre un hogar destruido.
Que lo digan las maras convertidas en una transnacional del crimen a nivel latinoamericano y surgido por la ruptura de vínculos familiares por efecto de la guerra civil centroamericana primero y la migración después, que han retornado a sus países de origen (El Salvador, Guatemala o Nicaragua), de manera sangrienta para convertirse en foroces bandas criminales.
Los problemas de repitencia educativa están claramente relacionados a familias destruidas o fragmentadas por la migración de alguno de sus miembros a países lejanos, que ha llevado a la escuela a convertirse en un centro de atención psicológica, y a los maestros en actores de contención de un drama social que tiene la ruptura familiar como fondo.
En el Paraguay tenemos viceministerios y secretarios de Estado con rango ministerial para todos los gustos. Los hay de la Mujer, de la Niñez y la Adolescencia, de la Juventud, etc., pero no tenemos nada de igual estatura administrativa que demuestre la preocupación del Estado con respecto a la familia sobre la que existe un claro mandato constitucional.
No hay lucha posible y exitosa contra la pobreza, delincuencia, corrupción, desempleo que no coloque a la familia como el centro de cualquier política pública. En un tiempo en que todo se mide por sus resultados y consecuencias, incluso el nivel de participación política, la capacidad de innovación y arrojo son relacionadas a la existencia de paternidad en una familia.
Es el padre quien enseña esos valores y los transmite a sus hijos. La madre contiene muchas veces, pero el padre transmite confianza, fortaleza, arrojo e innovación, claves para el desarrollo de una democracia de calidad. Singapur en su proceso de recuperación como país que pasó de ser la nación más pobre del planeta, a una de las más ricas del mundo, tuvo en su política de recuperación nacional la familia como eje central. A ella se la cuidó, se la estimuló y se la premió.
Las familias constituidas por un padre y una madre y unos hijos tenían acceso a mejores créditos, viviendas, automóviles, educación y vacaciones pagas por el Estado mientras se sostenían unidas. El criterio de paternidad irresponsable sobre el que tanto se habló con los hijos del presidente Lugo, sin embargo, excluyó de manera indisimulada el alto costo que tiene para un Estado como el nuestro, tener una estructura social rota, desencajada y doliente.
Necesitamos políticas públicas que estimulen y alienten las familias constituidas. Requerimos una mirada holística al problema social de la pobreza y la criminalidad, pero desde la concepción de una estructura social donde la familia recupere la vitalidad de transmitir valores superiores sobre los cuales estructurar la política, la economía y la relación social.
Nuestros problemas tienen su origen en el cimiento de un edificio social de escasa profundidad y solidez. La recuperación del Paraguay no puede ser posible sin una visión activa, inteligente y sin complejos hacia la familia y hacia los valores que ella transmite en las personas que luego gobiernan y son gobernadas en cualquier país.
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