Blogia
altermediaparaguay

Reflexión sobre la Homilía Central de Obispo en Caacupé

Enfrentamiento es entre  mayoría que quiere cambio y minoría que ama el pasado

 

La creciente brecha entre ricos y pobres no es obra divina sino de la Oligarquía[1] Mezquina


 El Partido Popular Tekojoja, en este tiempo de reflexión que debe interpelar a toda la sociedad paraguaya  de realizar mayores esfuerzos por  construir entre todos un nuevo Paraguay,  sienta su postura de coincidencia con  la homilía central hecha por  los Obispos hoy en Caacupé donde expresan su preocupación por la creciente polarización y la brecha creciente  entre ricos y pobres. El PPT,  confirma que existe una alta polarización, pero que esto tiene causas históricas y no es por “obra divina”; la pobreza no es un fenómeno natural sino producto de un sistema político, económico y social heredado luego de más de 60 años de corrupción, donde una pequeña minoría concentra todas las riquezas y condena a la miseria a la mayoría de la población ubicándonos como uno de los países con mayor desigualdad social en el planeta y en la región.

 

Esto trae como consecuencia más que una lucha de clases, un ensañamiento de clases, donde un sector poderoso dominante sigue en su afán egoísta de concentrar, acumular la riqueza a expensas de la pobreza de la mayoría del pueblo. La culpa no es del pueblo pobre, ni del poder divino, sino de una Oligarquía Mezquina extremadamente egoísta.  La lucha de clases es producto de la explotación y la opulencia, y no de la política de la izquierda; desde la izquierda buscamos superar la sociedad dividida entre ricos y pobres, buscamos una sociedad entre iguales con respeto de la diversidad.

La violencia existe, estamos de acuerdo; pero la misma proviene históricamente de arriba, de esa Oligarquía violenta e inhumana,  que actúa en cada etapa de nuestra historia con el uso de la fuerza sin límites para imponer modelos de sociedad para sus intereses. Entonces, la paz que algunos predican, es la paz para mantener las cosas como están. Pero cuando el pueblo pobre se empieza a despertar y se manifiesta, esto se denuncia como violencia, como lucha de clases. Esto es hipocresía y falsedad.

Basta con traer a la memoria  la etapa de la dictadura y otros hechos de la etapa política, económica y social actual para demostrar la violencia de estos pocos señores y señoras que oprimen al pueblo paraguayo.

1.      Paraguay sufrió una de las dictaduras militares más largas, sanguinarias y sangrientas de América Latina, la del Gral. Alfredo Stroesner, más de  35 años estuvo en el poder gobernando a sangre y fuego, de 1954 a 1989 más de 20.000 personas fueron víctimas directas de las graves violaciones a sus derechos humanos cometidos por el régimen militar, aunque si contamos entre victimas directas e indirectas (allegados y familiares) el número es mucho mayor alcanzando a 128.000 personas, 336 fueron desaparecidas y 3470 exiliadas. La impunidad del régimen donde varios de sus personeros siguen paseándose con impunidad hace sangrar aún las heridas. Los mismos políticos del pasado hoy intentan retornar por vías autoritarias al poder.

2.      Otros hechos como el marzo paraguayo que termina con la vida de jóvenes paraguayos con impunidad en la plaza. Los autores morales e intelectuales, así como aquellos que cegaron la vida de nuestros compatriotas gozan de absoluta impunidad.

3.      La expulsión de los campesinos e indígenas de sus tierras por un modelo de agricultura capitalista de agro exportación controlado por las empresas transnacionales.

 4.      Más de 300.000 familias paraguayas no tienen tierras y están obligados al éxodo forzoso a España, Argentina y zonas urbanas, mientras las mejores tierras se regalaron durante los gobiernos colorados en remates públicos terminando más de 8.000.000 de hectáreas en manos de personas no sujetas a la reforma agraria, como empresarios, políticos, militares, extranjeros, ganaderos, etc. Y con todo esto y más, hoy sostienen descaradamente que “pronto volverán”.

5.      Dos de cada tres paraguayos/as hoy son pobres, no como castigo divino, sino por la mezquina y violenta acción de la Oligarquía, que por sus negocios ilícitos e intereses son capaces de oprimir, explotar, vender nuestra soberanía, empeñar nuestra dignidad e hipotecar el presente y el futuro de nuestra nación.

Esta  oligarquía mezquina y las roscas mafiosas  para defender sus intereses son capaces de atentar contra la vida y las instituciones democráticas. Si no se cambia el sistema económico, político, y social, podríamos caminar como lo dijeron los Obispos en Caacupé a un grave enfrentamiento entre una mayoría que requiere el cambio para vivir mejor, avanzar hacia tiempos de soluciones, y una minoría que quiere que la democracia fracase, añora el viejo sistema dictatorial, extraña los tiempos de impunidad absoluta para hacer sus negocios ilícitos.

No habrá paz sin democracia participativa y  justicia social en Paraguay.  Es una necesidad histórica para evitar  un enfrentamiento  con graves consecuencias. Para avanzar hacia una sociedad en el disenso,  democrático, depende de superar la pobreza y la ausencia de justicia. El sistema de violencia contra los más pobres lo han creado ellos y hoy la sociedad paraguaya necesita recuperar su soberanía política, económica, social, reconstruirse como país.

La violencia se engendra en la pobreza de muchísimos paraguayos, las desigualdades no son un castigo divino sino obra y gracia de la Oligarquía  que solo piensa en sus cuentas bancarias y sus bolsillos. Carecen de conciencia social, sensibilidad y un proyecto nacional de cambio. Es hora de superar  el atraso y la miseria y para ello hay que dejar atrás a la Oligarquía mezquina que lleva al país a un enfrentamiento permanente.

Hay un nuevo tiempo de cambios que nace y crece pese a ellos, a sus políticas obstructivas desde una mayoría de parlamentarios insensibles y que responden a las clases ricas, y un poder judicial en manos de la mafia. El cambio es una decisión histórica del pueblo paraguayo que la Oligarquía ya no podrá frenar.

El Paraguay está cambiando poco a poco, de la mano del Pueblo Organizado, desde abajo hacia arriba. Está avanzando con pasos firmes y seguros en la construcción de su propio porvenir y desarrollo, es muy positiva la conciencia social creciente, la madurez cívica de nuestro pueblo y su vocación para rectificar rumbos por los que nos ha conducido por más de un siglo la Oligarquía que hoy empieza a decaer.


Fuente: Secretaría de Comunicaciones del Partido Popular Tekojoja


[1] Oligarquía no es un término acuñado por la izquierda,  es un concepto antiguo que designa una forma corrupta de gobierno. Ver en: http://es.wikipedia.org/wiki/Oligarquia

0 comentarios