PELIGROS EN LAS TINIEBLAS
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Cuando se escriben sobre posibles pronósticos de acontecimientos sociales y políticos, sujetos a la voluntad humana, siempre existe un amplio margen de incertidumbre; ya que el propio escrito podría provocar cambios en los planes de acción preestablecidos por aquéllos que tienen la capacidad de generar actos que influyen en una sociedad o en toda la humanidad, inclusive.
Pero así como sucede con los pronósticos meteorológicos, existe un rango de probabilidades que permite proyectar las acciones humanas colectivas a futuro. Es que el ser humano evolucionó en un entorno predecible y está sujeto a dicho entorno, así que tiende a actuar en forma pronosticable. No se adivina el futuro, solo se establece lo que más posiblemente puede hacer un ser humano; esta es la base del marketing, de la dinámica de las sociedades y de cada ser humano en determinadas situaciones.
En anteriores artículos se había pronosticado que la impugnación del candidato Fernando Lugo era prácticamente inevitable y lo era ciertamente, si no hubiesen actuado oportunamente las organizaciones campesinas y obreras; quienes amenazaron con paralizar todo Paraguay si es que se intentaba impugnar a Lugo. Ello aconteció debido a que la alerta sobre el intento de impugnación a Lugo ya se había extendido entre muchos actores claves de la sociedad civil y política del país; esto permitió crear un plan de contingencia basada en la demostración de fuerzas. Por un lado el gobierno de Nicanor, sin respaldo popular alguno y muy mal respaldado en las fuerzas militares paraguayas (contando tal vez solo con la fidelidad de los mandos policiales) y por el otro Fernando Lugo y la alianza patriótica, con apoyo de de las organizaciones sociales y ciudadanas.
En esta medición de fuerzas entro en juego el Mercosur y la subterránea lucha estratégica-comercial entre Argentina y Brasil. Por un lado Brasil, interesado en el status-quo paraguayo, favorecido por los groseros y magros beneficios que quita de la hidroeléctrica de Itaipú (algo que Lugo quiere cambiar) y por el otro, Argentina, que necesita desesperadamente expandirse industrial y financieramente para consolidar una economía emergente demasiado volátil y sensible a la crisis económica mundial. No fue azar que en el momento preelectoral paraguayo Cristina Fernández haya expresado elogios al Mcal. López (héroe paraguayo de la guerra de la triple alianza) En realidad lo que hacía Cristina Fernández era apoyar los intereses paraguayos en Itaipú e, indirectamente, dar un espaldarazo a Lugo -en ese sentido- no porque tuviese afinidades con el mismo, sino porque en el ajedrez geopolítico Lugo significará muchas molestias y trabas para el complejo industrial brasileño. Mientras, Argentina se irá expandiendo con otros proyectos (como el gasoducto del noreste argentino, algo ya en desarrollo y que quitará presión de la hidroeléctrica de Yacyretá) Históricamente esta puja entre los gigantes de sudamérica ha permitido la supervivencia de Paraguay y ha sellado su destino muchas veces a través del tiempo. Junto con Argentina está Venezuela y Bolivia; no tanto por intereses ideológicos como económicos. Pero no hay que olvidar que el indirecto apoyo argentino no es para beneficio de Paraguay, sino para beneficio propio.
En estos juegos estratégicos el gobierno de Nicanor cayó en una pesada trampa: Aceptó las cómplices ayudas financieras venezolanas a cambio del apoyo en el Banco del Sur y el ALBA. Por supuesto, las ayudas venezolanas fueron hechas a ojos cerrados; para que los muchachos de Duarte Frutos pudiesen hacer píngües ganancias. El precio fue más caro de lo que pensaron, indisolublemente aliados con el proyecto sudamericano, Duarte Frutos dio un giro ideológico en sus discursos (para lograr un mayor desembolso venezolano “desinteresado”) que lo puso en colisión directa con el gobierno de George W. Bush, así EE.UU. perdió influencia sobre uno de los pocos países donde mantenía su hegemonía diplomática. De esta manera, Duarte Frutos se olvidó de los fantasmas de las FARC en Paraguay (creado a partir del secuestro y asesinato de Cecilia Cubas, hija de Raúl Cubas Grau) y de la persecución histórica que el partido colorado hizo contra “los comunistas”, pasando incluso a ser simpatizante del socialismo bolivariano (hasta ahora a muchos nos cuesta creer este giro del histórico neofascista partido colorado y de uno de sus máximos líderes: De ser anticomunistas pasaron, metafóricamente, a ser “comunistas”)
La ingeniería geopolítica de la nueva izquierda sudamericana, evidentemente superior a la del mediocre gobierno “bushiano”, logró que Duarte Frutos hoy se vea casi imposibilitado de recurrir al fantasma de las FARC para justificar una despiadada persecución contra Fernando Lugo, el P-MAS, Tekojoja y todo el espectro de las organizaciones sociales paraguayas. Evidentemente la segunda guerra de Irak a los chicos de Washington le está costando más caro de lo que preveían.
NO TODO ESTÁ DEFINIDO CONTRA LUGO
Como no se pudo con la impugnación contra Lugo, un sector del partido colorado reabre el fantasma de las FARC, con un supuesto combate contra una célula guerrillera en el snóbico “Jaguareté Forest”, un nombre aparentemente creado para los medios anglosajones (tan incorrecto, que “Forest” o Foresta no es el nombre inglés para selva, que es “Jungle”, de hecho el nombre común para las selvas sudamericanas es “Tropical jungle” siendo que Forest es lo menos común e incorrecto. Pero como en EE.UU. Y Europa no hay casi selvas, era necesario usar un nombre más común al angloparlante) Los protagonistas de ese combate fueron los todopoderosos Cristaldo Mieres y Magna Meza, tan escurridizos que aparecen y desaparecen mágicamente. Ellos fueron los supuestos autores materiales del secuestro y asesinato de Cecilia Cubas, ellos fueron los que mataron a un policía en la frontera con Brasil, los que son capaces de ir y venir de esa frontera (que ya casi no tiene selvas) sin que jamás ninguna autoridad brasileña los haya detectado. Los que fueron nombrados por un supuesto “guerrillero arrepentido” que se mostraba a los medios con un pasamontañas, a pesar que su identidad estaba totalmente publicada; quien, incluso a pesar de haber confesado todo tipo de crímenes, no fue acusado de nada por la fiscalía paraguaya. En fin, estos fantasmas -Mieres y Meza- no solo desafían la más elemental lógica, sino que siempre aparecen cuando el gobierno de Duarte Frutos está aquejado de graves problemas ante los medios de información y el pueblo (como el caso del brote de la mortífera fiebre amarilla) Es decir, Mieres y Meza son el Osama Bin Laden del gobierno paraguayo.
Del otro lado, está el fiscal estrella Rogelio Ortúzar, quien tras la masacre de Minga Guazú (donde la policía acribilló a tres sospechosos de secuestro, además de una mujer joven sin antecedentes penales y un menor de edad de 16 años) declaró a los medios que la masacre se dio por un intenso combate donde tuvo que esquivar balas como en la película “The Matrix” (esto no es broma, es cierto, es el único fiscal en el mundo que declara que puede esquivar balas) A ello se suma su manifiesta amistad con políticos y legisladores afines a Duarte Frutos. Es justo a este fiscal que recurre, llamativamente, la policía y la fiscalía paraguaya para perseguir a Mieres y Meza.
Así, por un lado unos guerrilleros fantasmas son perseguidos por un fiscal mágico que esquiva balas. Es la forma en que funciona la justicia y la policía en Paraguay.
Cuando reaparecieron de nuevo Mieres y Meza, casi todos los medios paraguayos tomaron el anuncio más como una broma que como algo real. De esta manera, la reaparición del fantasma de las FARC por medio de Mieres y Meza ya de hecho es un fracaso estratégico para lograr perseguir a Lugo y los sectores políticos de izquierda y organizaciones sociales en Paraguay.
¿Qué pueden hacer Duarte Frutos y el Partido Colorado para evitar la casi inevitable victoria de Lugo y la oposición paraguaya?
No son muchas las cosas que pueden realizar, pero tampoco son pocas.
Primero, no se debe olvidar que Brasil apoya al partido colorado. Incluso Lino Oviedo, quien habría pactado con Duarte Frutos, apoya indirectamente a dicho partido, a cambio de conservar su libertad. De hecho fue habilitado a las elecciones con dicha finalidad. Por ello, no es extraño que Lugo haya denunciado que empresarios brasileños hayan prestado a Duarte Frutos un especialista en estrategias que buscará generar una guerra sucia contra Lugo.
¿En qué puede consistir esa guerra sucia?
En parte podría tratarse un poco de lo que se había anunciado tiempo atrás. Pero girará principalmente sobre los puntos débiles de Lugo: El partido liberal radical auténtico, específicamente Federico Franco y su administración en la gobernación de la región central.
A su vez, como ya empezó a suceder, la otra punta de la estrategia sería el de vincular a activista de Tekojoja con narcotraficantes como los del PCC u otras organizaciones de narcos. Pero lo principal y lo más fuerte estará en la vinculación de Lugo con hechos de corrupción en instituciones públicas.
No sería tampoco extraño que algún narcotraficante preso en Brasil, u otro país del Mercosur, confesara que donó grandes sumas de dinero a Fernando Lugo y que se comunica con éste (respaldándose en muchas “pruebas” preparadas incluso) Muchas sorpresas podrían venir desde Brasil que se introduzcan en el proceso electoral paraguayo.
En última instancia, como medida más extrema, se podría recurrir a la simple y llana guerra sucia, con amenazas, asesinatos, secuestros y chantaje contra dirigentes del partido liberal y de las demás organizaciones que apoyan la candidatura de Fernando Lugo. Así se lograría debilitar la estructura electoral que deba defender los votos de Lugo, posibilitándose un megafraude que implique su derrota. Sin embargo, esta no sería la estrategia principal, será el último recurso que podría usarse tres a dos días antes de las elecciones.
La principal estrategia se centrará en mostrar la incapacidad de Lugo de ser un buen gobernante. Se explotarán sus más leves errores, la inconsistencia de su discurso y luego se lo vinculará con hechos de corrupción de sus aliados, los liberales, como un mensaje de que Lugo en realidad no representa ningún cambio. Es la estrategia de que el cambio no es cambio y de que todos son iguales, que ha funcionado muy bien en otras ocasiones. Quitar el entusiasmo al electorado paraguayo es relativamente fácil.
Esto, más los posibles apoyos y supuestas complicidades con narcotraficantes y simpatizantes de las FARC, se convertirá en la fase inicial de la propaganda tendiente a destruir el apoyo popular a Lugo. Una ingeniería política de todo tipo de propaganda, pero sobre todo de montajes documentales bien hechos (videos, grabaciones, etc.) donde se muestra a Lugo como un corrupto más que se ha unido a otros corruptos; esa podría ser la estrategia principal.
Ni siquiera la iglesia católica paraguaya estaría a salvo, ya que colateralmente recibiría furibundos ataques, de manera a invalidar la figura proverbial del sacerdote en el pueblo paraguayo.
Muchos de los asesores de Lugo y el propio Lugo se están preparando. Pero será mejor que se preparen muy bien, grandes sorpresas les esperan, no solo de Brasil y de su frontera con Paraguay, sino del entorno cercano a Lugo, principalmente todo lo relacionado con el partido tradicional que lo apoya.
Alejandro Sánchez
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