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CASO YCUÁ BOLAÑOS: EL COLAPSO DEL SISTEMA PERVERSO EN PARAGUAY

 

 

 

CASO YCUÁ BOLAÑOS: EL COLAPSO DEL SISTEMA PERVERSO EN PARAGUAY

Publicado también en Caso Ycuá Bolaños: El Colapso Del Sistema Perverso En Paraguay 

 

Durante décadas un sistema de engaños, falsedades e hipocresías gobernó el Paraguay con la señal de la muerte y la tortura. Después del golpe de estado de 1989, que derrocó al dictador Alfredo Stroessner, lo único que cambió fue el ambiente de falta de libertades, pero la estructura autoritaria y cleptómana de control social y económico quedó intacta, es más, está claro que se pactó la continuidad de dicha estructura antes de dicho golpe.

Se adoptó una nueva constitución que obligó a que se modernizara el sistema autoritario de corrupción. En 1999, con muertes de por medio, se logró alejar definitivamente a los militares del protagonismo político, pero los mecanismos y la cultura de la estafa, las mentiras y el robo al pueblo, continuó.

Es así que se llega al año 2004, en que un supermercado de unos empresarios amigos del poder, los Paiva, se construye con absoluta violación de las más mínimas normas de seguridad vigentes en Paraguay. No es nada extraño, en Paraguay la cultura de la violación de las leyes lleva mucho tiempo. Pero luego ocurriría lo que debía ocurrir: El supermercado se incendia y mueren casi 400 personas.

Un hecho de tal magnitud supuestamente debía ser juzgado lo más regular y legalmente posible que se pudiera, pero desde el inicio mismo el caso Ycuá Bolaños mostró una catástrofe mayor al del incendio: La cultura de la informalidad y los vicios gigantescos que reinan mayoritariamente en los organismos de supuesta administración de justicia; haciendo mención necesaria de las escasas pero honrosas excepciones a la corruptela general del poder judicial. Lo del Ycuá Bolaños se veía venir, era inevitable, ya que en Paraguay no hay administración de justicia, solo hay práctica judicial y una práctica muy irregular por cierto.

El Estado Paraguayo ya ha sido condenado internacionalmente tres veces por las acostumbradas y casi uniformes violaciones a la ley y los Derechos Humanos y le espera una condena más ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

El colapso del poder judicial paraguayo se demostró totalmente cuando las víctimas del Ycuá Bolaños reaccionaron ante un tribunal de sentencia que había violado elementales normas de procedimiento, como el de deliberar sobre la sentencia continuamente, sin interrupciones, una vez finalizado el juicio (art. 396 del Código Procesal Penal) Antes que respetar la ley, los jueces de sentencia, al día siguiente de cerrado el debate del juicio oral, se fueron a brindar con champagne y caviar en un lujoso hotel de la capital paraguaya, fueron fotografiados por la prensa con una oronda y desvergonzada sonrisa, sin importarles en lo más mínimo que lo que hacían estaba prohibido por la ley.

Ese solo acto ya permitía la anulación completa del juicio oral, pero el pueblo paraguayo es paciente, las víctimas del Ycuá Bolaños también lo eran, pasaron dos años de un proceso penal totalmente irregular, donde la inhibición de jueces cobardes o la actuación ilegal de otros más marcó la norma. Pasaron dos meses de tener que revivir una masacre de proporciones dantescas en el juicio oral. A pesar de todo ello, las víctimas del Ycuá Bolaños tenían paciencia, a pesar de todas las flagrantes violaciones a la ley que no pocos jueces hicieron. Pero su espera fue en vano, el día de la lectura de la sentencia, el fiscal de la causa, Edgar Sánchez, anunciaba que tenía informes serios de que algunos de los jueces habían aceptado coimas y prebendas para cambiar su sentencia. A nadie sorprendía eso, es que hechos así son lo normal en Paraguay. El ambiente en el estadio donde se realizaba el juicio se enrareció.

Solo una jueza, Doddy Baez, asumió una decisión acorde con la magnitud del dolor y el sufrimiento de 1.000 familias y de un pueblo entero, dolido por tamaña tragedia. Los otros dos jueces del tribunal de sentencia no comprendieron la magnitud del daño ya causado a las víctimas y al Paraguay. Uno de ellos, el juez Manuel Aguirre, llegó al declarar horriblemente que “comprendía el dolor de Víctor Daniel Paiva” haciendo manifiesta solidaridad con el que ordenó encerrar a cientos de personas en un edificio en llamas. La reacción no se hizo esperar y decenas de sillas empezaron a volar contra los jueces y los acusados, formalmente el juicio no concluyó porque las víctimas decidieron ponerle punto final a una farsa que más de dos años había durado.

 

 ”Juez” Manuel Aguirre. Para quien el encierro y muerte provocada de más de 350 personas en el incendio del Ycuá Bolaños fue un pequeño accidente. Sospechado de coimero y venal, insensible e inhumano, se declaró como “No Soy Un Juez De Conciencia” (diario abc color, sección judiciales, 6 de Diciembre del 2006) REPÚDIALO, ESCRÁCHALO, INVÍTALO A NO ENTRAR EN TU LOCAL O NEGOCIO O ÉCHALO. DALE LA ESPALDA, NO LO SALUDES. NO SE MERECE ATENCIÓN ALGUNA. JUSTICIA CIUDADANA Y POPULAR A LOS QUE NOS DAN INJUSTICIA TOTAL. Foto: abc color de Paraguay.

 

 

Aguirre, antes de demostrar su total parcialismo y afinidad con los Paiva, se había fundado en una idea falsa que muchos miembros corruptos del poder judicial repiten: “Nadie podía haber imaginado que el supermercado se iba a incendiar totalmente” Hay teóricos que repiten esta idea. Pero esa idea es inaplicable en el caso Ycuá Bolaños, por la sencilla razón de que Víctor Daniel Paiva; uno de los dueños del supermercado siniestrado, estaba en el lugar cuando sucedió la catástrofe. Como innumerables pruebas y como lo ha documentado la propia prensa paraguaya, con fotos y filmaciones, el incendio del Ycuá Bolaños comenzó con un pequeño incendio, durante el cual Víctor Daniel Paiva ordenó encerrar a más de 800 personas en el edificio, así procedieron los guardias, ni siquiera las personas que estaban dentro del supermercado se preocuparon por ese pequeño incendio, salvo Víctor Paiva, que lo primero que hizo fue salir del supermercado a encargarse de la seguridad del mismo, es decir, de que nadie saliera sin pagar su cuenta. Pero luego, ocurrió el infierno, el pequeño incendio causó una hiperignición en el techo, que prácticamente estalló como si una potente bomba se hubiese puesto dentro del techo del edificio. La explosión se pudo escuchar a varias cuadras a la redonda, testigos pudieron ver grandes llamaradas y humo salir del techo del Ycuá Bolaños. Víctor Daniel Paiva estaba cerca de su supermercado, tuvo que haber oído y visto la potente explosión y las grandes llamaradas sobre el techo. Además tuvo que haber visto las densas columnas de humo que salían por los portones del estacionamiento y por toda pequeña abertura que tenía el supermercado. ¿Acaso ante tamaña imagen infernal Víctor Daniel Paiva ordenó abrir las puertas del supermercado? No, todo lo contrario, Víctor Paiva mantuvo su orden de cerrar las puertas.

En ese momento, en ese instante, ante un supermercado explotado por una hiperignición, la orden de cerrar las puertas que dio Paiva provocó la muerte de la casi totalidad de víctimas fatales. No fue el incendio inicial, no fue ni siquiera la explosión de fuego, fue la intención de mantener encerradas a más de 800 personas en un edificio completamente en llamas y humos densos y tóxicos lo que mató a cientos. Hubo unos minutos, los minutos fatales, en que Víctor Daniel Paiva pudo haber salvado la vida de la mayoría de los que murieron, era cuestión de que haya ordenado abrir las puertas ante el completo y total incendio del edificio. Las grabaciones de las víctimas fatales llamando al 911 de emergencias demuestran claramente que Víctor Paiva tuvo tiempo suficiente para ordenar abrir las puertas y rescatar a todas las personas dentro. Pero lo que Paiva hizo fue todo lo contrario, es más, los vecinos y personas que estaban cerca del supermercado tuvieron que romper los vidrios para rescatar a la gente debido a que Paiva ordenó a sus guardias no permitir que se abran las puertas, de hecho un bombero testificó que un guardia casi le dispara cuando intentó abrir una de las puertas. Víctor Paiva no tuvo que haberse imaginado que el edificio iba a explotar, el lo vio y lo oyó y es en ese momento que quedó registrado un cruce de llamadas entre los celulares de Víctor Paiva y su padre, Juan Paiva, el otro dueño del edificio siniestrado.

Esto es lo que la fiscalía y los abogados querellantes hemos presentado y argumentado en el caso Ycuá Bolaños. Esto es lo que todo el pueblo paraguayo sabe mediante las innumerables fotografías, filmaciones y peritajes hechos incluso por expertos de la Administración de Alcohol, Tabaco y Armas de EE.UU.

A la luz de las pruebas que todos conocen, está claro que Víctor Paiva tuvo toda la intención de matar a cientos de personas, encerrándolas en un edificio explotado y con grandes llamaradas y columnas de humo. Prefería que mueran las personas antes que “alguien salga sin pagar su cuenta” Si no era así, habría podido salvar a cientos tan solo con la orden de abrir las puertas. El 70% de los que murieron dentro del Ycuá Bolaños murieron asfixiados, lenta y dolorosamente, en esos minutos fatales que Paiva tuvo para decidir sobre la vida o la muerte de las víctimas.

El caso Ycuá Bolaños no es teoría, es un caso con miles de pruebas. Es un caso complejo que no se puede analizar con simples y alegres frases, como hizo el inhumano Aguirre, hoy juez renunciante.

Al menos, las víctimas del Ycuá Bolaños, esas miles de familias sufrientes por sus muertos, sus amigos y todo el pueblo, todos ellos han evitado que la injusticia y la ilegalidad ganen. Han logrado que el poder judicial de Paraguay se muestre en su total ineficacia e incapacidad para administrar justicia, han logrado que se vea hasta que punto la iniquidad y la incapacidad profesional gobiernan a sus componentes. El caso Ycuá Bolaños ha desnudado el colapso total del sistema de prebendarismo, corrupción e ilegalidad en que se desarrolla la práctica judicial paraguaya. Una montaña de vicios más dañina y catastrófica que el incendio mismo. Actualmente más de 48 jueces se han inhibido nuevamente en la causa, una buena cantidad de ellos sin motivos legales. Esta acción cobarde no quedará impune, los nombres de esos jueces no se olvidarán, como tampoco se olvida toda la tortura psicológica que realizan con sus acciones fuera de la ley.

 

 

Manifestación de víctimas del Ycuá Bolaños con estudiantes universitarios solidarios, en fecha 06 de diciembre del 2006, frente al edificio del poder judicial paraguayo. Fuente: abc color de Paraguay

 

 

Seguramente las víctimas tendrán que presionar nuevamente para lograr que se reinicie un nuevo juicio donde, por fin, jueces excepcionales definitivamente estén a la altura de las exigencias y, sobre todo, que respeten la ley.

De lo contrario, el pueblo paraguayo será el que impondrá la sentencia definitiva en la causa, que será una sentencia extrema no solo para los asesinos del caso Ycuá Bolaños, sino para todos aquéllos que cobarde o corruptamente no han impartido siquiera un poco de justicia y legalidad. Ojalá que no lleguemos a eso, pero tantos años de opresión e ilegalidad tienen su límite. Ya se mostró una vez lo que sucede cuando la ilegalidad y la deslealtad se aplican en el caso Ycuá Bolaños, la segunda vez será mucho más enérgica la respuesta popular.

Evitemos eso.

 

 

Alejandro Sánchez, Pilar, Paraguay, abogado de víctimas del Ycuá Bolaños.

2 comentarios

pedro ugarte -

siento mucho lo de ustedes, fuerza a las victimas

ro -

siento con ustedes el dolor de sus respectivas perdidas. lastimosamente, la justicia no se maneja con sentimientos, sino con la letra y el espiritu de la ley. No hay justicia que pueda darles la paz que tanto necesitan....ello es un proceso interno que toma su tiempo. Pero el odio y la sed de venganza solo retardaran la posibilidad de encontrar paz, y los que quedaron alrededor de ustedes, no podran disfrutar de lo que como personas son, porque la rabia les invade.
es terrible lo que les ha tocado vivir...
pero lo que acontecio, fue una tragedia...no se pudo dimensionar ni por el mas experto de los constructores, ni con numeros matematicos, ni con nada...
cada uno de ustedes debe buscar la paz en su interior.
el daño esta hecho y es irreparable.
la justicia no puede ajustarse a la magnitud del dolor que sienten...la ley es la ley.
siento mucho escribirles esto, pero humildemente creo que es asi.
perdi amigos en la tragedia, muy cercanos, y he procurado vivir del hermoso recuerdo que me han dejado.