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Mafia Judicial

Cae Pequeño Nodo De La Red Mafiosa Del Poder Judicial Paraguayo

La denuncia fue hecha el año pasado por una escribana en forma anónima con conocimiento de la Corte. El 11 de diciembre pasado se iniciaban las grabaciones en los pasillos del Registro Público.

La Fiscalía quería comprobar irregularidades, por ejemplo, cómo con pequeñas sumas se adulteraban documentos sobre posesión de inmuebles y se agilizaban trámites, entre otros. El procedimiento, que fue hecho en conjunto por el CIM y la Fiscalía, constó de 21 filmaciones.

"La denuncia fue realizada por dos personas sumamente valientes quienes con cámaras ocultas fueron participando de diversos actos donde funcionarios de Registros Públicos le fueron requiriendo sumas de dinero por diligencias" afirmó el fiscal Arnaldo Giuzzio.

Para constatar las denuncias, el equipo investigativo del CIM pagó 100.000 guaraníes al funcionario Félix Escalante para agilizar un certificado de libre disposición de bienes. Luego, ese mismo día, el funcionario Albino Villalba por la misma suma, consiguió la transferencia de un inmueble.

Giuzzio allanó la oficina de Registros Públicos en la mañana de este miércoles.

Fueron imputados por cohecho pasivo y apropiación indebida, 23 funcionarios sospechosos de cobrar coimas para adelantar trámites, y por conseguir copias clandestinas de títulos de propiedad.

La Mafia Judicial Al Descubierto, El Caso Sindulfo Blanco

Sepa cómo se "cocina" una sentencia judicial

 

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ESPECIAL MULTIMEDIA. Un supuesto relator de la máxima instancia judicial cobró cinco mil dólares por un voto de Sindulfo Blanco, que el ministro reconoce como suyo y que solo se dio a conocer cuatro meses después del pago de la coima.

 

 

Por Luis Bareiro y Lucho Alvarenga - (Multimedia. Richard Ferreira Candia - David Velázquez Alén)

El 10 de junio de 2009, Carlos Torres, relator de la Corte Suprema de Justicia, cobró cinco mil dólares por un voto favorable del ministro Sindulfo Blanco que había prometido conseguir y consiguió, en una causa en la que no se conocería públicamente la sentencia, sino hasta cuatro meses después del pago de la coima.

Torres aseguró al abogado Alfredo Gigglberger que conseguiría el apoyo de Blanco en una casación que presentó el profesional en contra de dos sentencias judiciales, de primera y segunda instancias, que absolvieron a dos personas, Víctor Hugo Núñez y Rocío Celeste Gómez, a quienes Gigglberger acusó de haber robado una camioneta a su cliente, Ramona Rivas Maldonado.

 

Efectivamente, el fallo de la Corte anuló ambas sentencias y permitió la realización de un nuevo juicio en Ciudad del Este, donde otra vez hubo un pedido de coima. Se pagaron dos mil dólares por una sentencia. Hay dos jueces involucrados.

Pero, volviendo al caso de Blanco, Torres prometió a Gi- gglberger obtener el voto del ministro, quien debía ser el preopinante en el caso.

Y, efectivamente, el 10 de junio de 2009, luego de recibir el pago de cinco mil dólares, entregó al abogado una copia del voto del ministro, un voto favorable a sus pretensiones.

Gigglberger había denunciado ya ante el Ministerio Público la oferta de Torres. Y el caso estaba siendo investigado por el fiscal Arnaldo Giuzzio, con el acompañamiento de un equipo de Última Hora y Telefuturo que grabó tanto el pago de la coima como la entrega de la copia del voto de Blanco.

El ministro Blanco admitió ayer a ÚH que se trata de su voto, un voto que solo se hizo público cuatro meses después de que Torres cobrara la coima, cuando el tribunal de la Sala Penal, integrado por Alicia Pucheta, Miguel Óscar Bajac y el propio Blanco, falló, el 13 de octubre de 2009, favoreciendo a Gigglberger sobre la base de las argumentaciones de Blanco.

Con relación a Torres, hay todavía dudas sobre su relación con Blanco. En un primer momento, el ministro dijo que se trataba de uno de sus hombres de confianza y que estaba totalmente sorprendido con la noticia. Luego, su hijo, Rodrigo, llamó a la Redacción del diario y aseguró que su padre cometió un error de homonimia y que el Carlos Torres descubierto cobrando la coima era en realidad un ex relator del ministro jubilado Wildo Rienzi.

Padre e hijo no supieron explicar, sin embargo, cómo ese funcionario que, según la nueva versión, no formaba parte del gabinete de Blanco, pudo tener una copia de un voto del ministro cuando este no se haría público sino cuatro meses después.

 

Con un cheque se cerraba la coima

 

 

El miércoles 6 de octubre, el abogado Adolfo Gigglberger volvió a encontrarse con el juez Carlos Ortega en su oficina en Santa Rita. Esta vez debía completar los 13 mil dólares que faltaban para cubrir el pago de 15 mil dólares de coima que el magistrado pidió a cambio de una sentencia judicial. El abogado llevó un cheque con fecha adelantada como prueba de que pretendía saldar "su deuda". Esta es parte de la conversación que sostuvieron ese día:

Alfredo Gigglberger (A.G): -Atendeme una cosa. Nosotros nos fuimos a hipotecar nuestra casa. Te traigo y te muestro (le muestra el cheque). Si querés vos yo le voy a explicar a (Manuel) Trinidad (segundo miembro del tribunal). Para el miércoles (va a estar el dinero).

Carlos Ortega (C.O): -Este miércoles 13 de octubre. Bueno, dejá que yo voy a hablar con él.

A.G: -Yo lo que te agradezco infinitamente es lo que vos hiciste. Así de sencillo es. Yo tengo mi obligación de arriero porte. Si vos querés, yo te voy a firmar un pagaré a nombre de quien vos digas.

C.O: -¿Este a nombre de quién está? (por el cheque). Molinas Rivas Crescencio. Trece mil.

A.G: -Yo cobro y te... si vos querés, cómo querés, si vos querés que se deposite a nombre de esa pendeja o querés que se te traiga.

C.O: -Avisame nomás, si ya estamos en confianza.

A.G: -Si vos querías yo le iba a explicar (a Trinidad), pero yo ya me callo.

C.O: -Dejá nomás yo le voy a explicar. Yo le voy a decir... el miércoles entonces.

 

 

La seña fue de 2.000 dólares

 

 

Por Luis Bareiro y Lucho Alvarenga

Las negociaciones entre el presidente del Tribunal de Ciudad del Este, Carlos Ortega, y el abogado Adolfo Gigglberger, que derivaron en el pago de una coima de 15 mil dólares a cambio de una sentencia judicial, arrancaron en setiembre y se concretaron el 4 de octubre pasado en el despacho del magistrado, en Santa Rita.

 

TODO EL PROCESO FUE GRABADO POR UN EQUIPO DE ÚLTIMA HORA Y TELEFUTURO, SIGUIENDO LA INVESTIGACIÓN DEL FISCAL ARNALDO GIUZZIO.

EN LOS ENCUENTROS PREVIOS AL PAGO DEL DINERO, ORTEGA DIO A ENTENDER QUE ESTABA DISPUESTO A CONVERSAR PARA ENCONTRAR UNA SALIDA FAVORABLE A LAS PRETENSIONES DEL ABOGADO.

LAS NEGOCIACIONES SIGUIERON AVANZANDO HASTA QUE, FINALMENTE, EN UNA CONVERSACIÓN TELEFÓNICA, EL MAGISTRADO ACORDÓ EL COBRO DE UNOS 15 MIL DÓLARES, LUEGO DE BAJAR SUS PRETENSIONES INICIALES DE 18 MIL DÓLARES.

EL PAGO PARCIAL DE LA COIMA SE EFECTIVIZÓ EL LUNES 4 DE OCTUBRE A LAS 17.30 horas. Gigglberger ingresó al lugar a las 17.34 y salió apenas 11 minutos después, a las 17.45. Fue tiempo suficiente para entregar a Ortega "una seña" de 2.000 dólares y comprometerse a conseguir los 13 mil dólares restantes para cuando saliera la sentencia definitiva.

Adolfo Gigglberger (AG): -Buenas tardes.

Carlos Ortega (CO): -Buenas tardes, adelante. ¿Mba’eteko pio? (¿Cómo estás?).

AG: -Ipora (bien). Mba’e la novedad.

CO: -Tranquilopa.

AG: -Y, después, ¿hablaste con ese personaje?

CO: -Sí, ha’eko ome’ema cheve la ijokey (el ya me dio el OK -refiriéndose a Manuel Trinidad-).

AG: -¿Cómo vamos a hacer? ¿Me vas a dar el número de cuenta para depositar o cómo vamos a hacer?

CO: -Erentema cheve (decime nomás ya), porque yo mañana ya quiero irme definido con él, porque yo le dije que voy por mi casa le dije.

AG: -Y yo... Yo te traigo algo para sellar... Para sellar el tema (en ese momento le muestra al juez los 2.000 dólares)

CO: -Hee, oipora pea (está bien eso).

AG: -¿Y vos me das el número de cuenta no sé a qué hora o ahora?

CO: -Yo te voy a... Ahechata (voy a ver). (En ese momento suena su celular y pide al que le llama que le espere dos minutos). Bueno. Ta averiguana che peteî número mba’e ha jahecha ta inventa mba’e (voy a averiguar un número y ver si invento algo), porque sería bueno que cuando eso esté disponible antes de que nosotros o yo salga de allá ya con (la sentencia, obviamente).

AG: -Y eso ya depende de vos, yo...

CO: -Con Trini (Manuel Trinidad) yo defino pues. Che ko (yo) más trato con Trini pues, y a través de él yo dejo que él se vea nomas ya con Cleto (Quintana). Ha nahaniri nio ore ro pytã dospentepe (de lo contrario, nos quedamos en dos).

AG: -Y dos a uno es lo mismo.

CO: -Lo mismonteai la en último caso, porque ha’e, ya erea kunde, pe receso erekohape rehendupaitema lomitame he’ia (es lo mismo porque, en último caso, él, como vos decís, durante el receso ya escuchás lo que dicen los muchachos).

AG: -Sí sé. El domingo ko yo hable con él, el domingo yo hable...

CO: -Ahechata pe, porque che ko de repente pe alegatorá kuri ikatu ojekorta’imi sapy’a upepe. Pepe ko ya oñembotypa pe instrumental, alegato para dictarse sentencia umia aja upeaja ikatu ahecha che maape amo aga alguien que haga eso verdad (voy a ver, porque de repente para los alegatos hay a veces un corte. Ahí ya se cierra la etapa instrumental, durante el alegato para dictar sentencia, voy a ver alguien que haga eso).

AG: -Bueno, acá 2.000 te traigo para el sello. Contá... (le entrega los 2.000 dólares y el juez lo guarda en el cajón de su escritorio).

CO: -Mba’e pico la acontaveta (para qué voy a contar más). Dos... Y, entonces, 13 sería... Aconfirmata ndeve el momento. Te voy a pasar nomas por mensaje eanotahagua aga alguna cuenta. (Trece es lo que faltaría. Te voy a confirmar el momento y pasar nomas por mensaje para que anotes alguna cuenta).

AG: -Y el nombre.

CO: -Y el nombre. Con eso ya entonces ore royevirata. Ha’eta che ko ha’etante la seña py. Che ahejama nde cargope he’i cheve... y yo mañana tengo que ir temprano pues a decirle que ya está confirmado, y entonces yo le voy a decir que yo tengo que dar la señal nomas ahora en un momento que vos me digas ha eta chupe. Entendés. La Trini pe jey para darle más confianza, entonces ha’etachupe oima ha. Che upei aga ikatuhaguaicha oimea media hora haguepe aha jey hendape una vez que se definió el tema (Con el nombre ya nos arreglamos. Yo voy a dar la señal. Yo dejo a tu cargo ya me había dicho -refiriéndose al juez Trinidad- yo mañana tengo que dar la señal nomas en un momento que me diga él, le voy a decir a Trinidad para darle más confianza, le voy a decir que ya está. Esto para que yo me pueda ir media hora después junto a él una vez que se defina el tema).

AG: -Bueno, yo entiendo perfectamente. Bueno, doctor, disculpe la molestia.

AL DÍA SIGUIENTE, EL TRIBUNAL EMITIÓ EL FALLO FAVORABLE A GIGGLBERGER CON LOS VOTOS DE ORTEGA Y MANUEL TRINIDAD.

A LA MAÑANA SIGUIENTE, EL ABOGADO SE PRESENTÓ NUEVAMENTE EN EL DESPACHO DEL MAGISTRADO Y LE MOSTRÓ UN CHEQUE CON FECHA 13 DE OCTUBRE POR LOS 13 MIL DÓLARES FALTANTES. Le prometió que apenas efectivizara el documento le entregaría el dinero.

 

 

2 jueces del Este involucrados en la venta de una sentencia

 

 

Uno de ellos, Carlos Ortega, cobró parte de una coima de 15 mil dólares y aseguró que su colega Manuel Trinidad recibiría un porcentaje del dinero. Todo fue grabado por nuestro equipo periodístico.

Por Luis Bareiro y Lucho Alvarenga
lbareiro@uhora.com.py

Dos jueces de un tribunal de Ciudad del Este aparecen involucrados en un caso de coima. Son Carlos Ortega, presidente del tribunal, grabado por un equipo de Última Hora y Telefuturo, cuando negociaba primero y cobraba después parte de unos 15 mil dólares a cambio de una sentencia judicial; y Manuel Trinidad, miembro del tribunal, a quien el propio Ortega mencionó como cómplice en la operación.

Ortega y Trinidad votaron a favor de Ramona Rivas Maldonado en un juicio que promovió la mujer en contra de Víctor Hugo Núñez y Rocío Celeste Gómez, por el supuesto robo de una camioneta que pertenecía a su hijo, José María Samaniego, muerto en extrañas circunstancias.

El caso, que data de diciembre de 2005, obtuvo su primera sentencia judicial en diciembre de 2007, cuando un tribunal absolvió a los acusados. Unos meses después, la sentencia fue ratificada en la Cámara de Apelaciones.

En octubre del año pasado, sin embargo, la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia dio trámite favorable a un recurso de casación presentado por el abogado de Rivas, anulando ambas sentencias y ordenando la realización de un nuevo juicio.

LA COIMA. Con el reinicio del proceso surgió el planteamiento extrajudicial para obtener un fallo mediante el pago de una coima.

El abogado de Rivas, Adolfo Gigglberger, denunció que uno de los magistrados, Carlos Ortega, solicitó una determinada suma de dinero para definir el caso a favor de su cliente.

Ortega, presidente del tribunal, le aseguró además que su colega Manuel Trinidad también recibiría parte de la coima.

A partir de la denuncia, un equipo periodístico de ÚH y Telefuturo inició el seguimiento del caso, que quedó a cargo del fiscal Arnarlo Giuzzio.

Las grabaciones de audio e imagen obtenidas por el equipo periodístico corresponden a cuatro momentos diferentes en los que se fue perfeccionado la coima.

El primero corresponde al encuentro inicial entre el abogado y Ortega, el 30 de setiembre pasado, en su despacho, en la localidad de Santa Rita. Allí hablaron de cómo se debería llevar adelante el juicio para llegar a una conclusión satisfactoria, sin entrar en detalles.

La segunda grabación, obtenida el 1 de octubre último, corresponde a una reunión del abogado y el magistrado en un estacionamiento en Santa Rita, a bordo de la camioneta de Ortega.

Esta vez, el juez mencionó ya cómo se estaba encaminando el juicio para que el resultado resultara favorable a las pretensiones del abogado, quien le pidió a su vez que le definiera un presupuesto.

La actitud del magistrado deja entrever claramente que ya se había mencionado la necesidad de realizar un pago para asegurar la sentencia.

El tercer material obtenido por el equipo periodístico, con orden judicial de por medio, es una conversación telefónica de Ortega con el abogado, donde el juez establece claramente su pedido de 15 mil dólares (redujo sus pretensiones iniciales de 18 mil dólares) para definir el caso, y afirma además haber asegurado el apoyo de su colega Manuel Trinidad.

Ortega refiere en esa misma conversación que Trinidad intentaría convencer al tercer integrante del tribunal, el juez Cleto Quintana, para que este se sume al operativo; hecho que aparentemente nunca ocurrió, ya que este magistrado falló en disidencia.

Finalmente, la última grabación se realizó el lunes 4 de octubre, en la oficina de Ortega, en Santa Rita, donde Gigglberger entregó al presidente del tribunal un adelanto de dos mil dólares (previamente fotocopiados y registrados ante una escribanía pública) y este le informó que le facilitaría una cuenta bancaria para que depositara el resto del dinero, los 13 mil dólares faltantes.

Apenas 24 horas después, el tribunal, con los votos favorables de Ortega y Trinidad, falló a favor de Rivas, condenando por robo a Víctor Hugo Núñez y Rocío Celeste Gómez, cumpliéndose al pie de la letra lo prometido por el presidente del tribunal en sus negociaciones con el abogado de Rivas.

El equipo periodístico de Última Hora y Telefuturo hizo el seguimiento de este caso desde setiembre del año pasado. Todas las grabaciones se hicieron mediante autorizaciones judiciales gestionadas por el fiscal Arnaldo Giuzzio.

Tras la lectura del fallo, el martes último, hubo una nueva reunión en la que el abogado ofreció un cheque por la diferencia.

La venta del voto del ministro Sindulfo Blanco por parte de Carlos Torres, presunto relator de la Corte Suprema de Justicia, por 5.000 dólares se perfeccionó el 10 de junio de 2009 en la casa de un amigo del abogado Adolfo Gigglberger, impulsor de una causa ante la Sala Penal para cuya definición se requería precisamente del apoyo del ministro Blanco.

Adolfo Gigglberger (AG): -Me trajiste.

Carlos Torres (CT): -Traje.

G.A: -Trae pues. Anular la S. E... (empieza a leer).

CT: -Los tres te anuló.

AG: -¿Cómo las tres?

C.T: -Y las tres instancias, la primera y la segunda. Lee bien y vas a ver. De lujo.

AG: -Bueno, ahora que ya vi, sentate pues y decime cómo vamos a hacer.

CT: -Me siento.

AG: -Decime, en este 5.000 (dólares) ya entra ese cinco millones (guaraníes) que te dimos antes. La verdad nomás decime.

CT: -No. No entra porque viste que yo por admisibilidad nomás ya di esos dos millones que me dio ella. (En ese momento entra la mujer).

Ramona Rivas (RR): -Te acordás que vos me dijiste que esos tres millones se iban a descontar de estos 5.000.

CT: No, pero eso era para admisión. (En ese momento, el abogado le arroja a la mesa un fajo de billetes de 100 dólares).

AG: -Cuente.

CT: -Confío en vos.

RR: -Y esto cómo es. Este mismo yo llevo allá o cómo es.

CT: -No, el original ko no te puedo traer. Esa ko es la copia.

RR: -Pero seguro que va a estar el original allá.

AG: -Qué asalto es este tema (termina de entregar el último fajo).

RR: -Yo lo que quiero estar segura es que esto va a salir así.

CT: -Ramona, yo niko hasta el final te voy a acompañar. Yo ningún peso te voy a cobrar por otro costo.

RR: -Y este mañana ya pasa.

CT: -Mañana ya pasa. Yo les voy a contar, pero esto es extraoficial. A Bajac se le confirmó (para integrar el tribunal). Lo único que me dijo (se entiende que el ministro Blanco) es que de este vos podés hacer otro juicio. Así como le hicimos, y que lea bien, nadie nos va a ganar. Directamente para juicio oral te pone otra vez. Otra cosa te voy a decir. No vayas a mostrarle este a ese señor, ese contacto con Pucheta. Porque agarra ese señor y directamente Pucheta te va a votar en contra.

AG: -Pero yo no le voy a mostrar.

CT: -Ya sé. Te digo nomás. Leé bien nomás esta noche y vas a ver cómo va a salir.

 

 

 

 

 

Latorre asume defensa de funcionario coimero

 

 

 

 

Este caso sólo debe ser la punta del iceberg"

 

 

 

 

 

 

"Le quieren lavar las manos a Blanco"

 

 

Giuzzio busca seguir en la Corte el rastro del voto que se negoció