El 90% de los Ancianos Terminan En la Pobreza
Por Irma Oviedo
irma–oviedo@uhora.com.py
Cumplir 60 años significa ingresar a la etapa de la tercera edad o del adulto mayor; uno de los periodos con más cambios en lo biológico, sicológico, personal y familiar para una persona.
Pero más allá de lo físico y sicológico, los cambios que experimenta el adulto mayor también se manifiestan en la restricción de espacios, servicios y oportunidades.
Es así que en nuestro país estas personas enfrentan serios obstáculos para acceder a un seguro privado de salud, al préstamo de algún banco o financiera, a trámites de jubilación y ni qué decir a un puesto laboral.
La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) 2010 de la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC) menciona que hay unas 426.852 personas de 65 años y más, representando el 7% de la población del país.
De este grupo, el 88%, es decir, 375.630 ancianos, no tienen jubilación ni pensión alguna, mientras que el 14% (68.296 personas) viven en extrema pobreza.
Solo el 29% de los adultos mayores tienen seguro de salud en IPS, o sea, un poco menos de 130 mil personas. En tanto, 264.648 ancianos (el 62% de los existentes) no tienen ningún tipo de seguro de salud.
JUBILACIÓN. Según la Dirección de Jubilados del Instituto de Previsión Social (IPS), la institución paga a más de 30 mil jubilados y pensionados.
Para acceder a la jubilación ordinaria en la previsional, el asegurado debe contar con 60 años de edad y haber aportado 25 años como mínimo.
Jorge Quintás, director del Instituto de Bienestar Social del Ministerio de Salud, reconoció que más del 80% de las personas adultas mayores de 60 no tienen ingreso jubilatorio ni de pensión.
"Hay muchas personas que viven al amparo de una seudo protección familiar que muchas veces no existe. Actualmente la familia no siempre se hace cargo de los ancianos. Encuentran el momento para justificar la no atención. Las personas adultas mayores están atravesando situaciones a veces perversa", indicó.
Resaltó la situación de las mujeres ancianas, quienes en muchos casos siguen cargando con el peso del servicio doméstico para poder seguir viviendo en su propia casa, ahora ocupada por sus hijos, nietos y hasta bisnietos.
ENVEJECIMIENTO. Jorge Quintás alertó que estamos entrando en franco proceso de envejecimiento como sociedad por el crecimiento demográfico de las personas adultas mayores. "Hoy tenemos una franja de 500 miles personas de entre 50 y 60 años, y según las proyecciones en el término de 15 años se va a duplicar el número", mencionó.
Agregó que se debe tomar una decisión política e invertir en esta franja de adultos para así poder enfrentar lo que significa la atención especial a este segmento, y considerar que tenemos que garantizar un envejecimiento "que no nos transforme en personas dependientes, en una potencial carga para las familias, en un potencial problema más grave para el Estado", indicó el funcionario ministerial.
A pesar de que existe la pensión alimentaria para los adultos mayores en situación de pobreza, la misma no llega totalmente a toda la población. Ser adulto mayor en el país significa ingresar a una de las etapas más difíciles de la vida, por ello, el Estado debe garantizar el cumplimiento de sus derechos y crear políticas de atención integral.
"YO VINE PORQUE YA NO TENGO PARIENTES BIOLÓGICOS"
Francisca Morínigo, de 94 años, nació en Asunción. Conversa animadamente desde su sillón y con sus materiales de tejer, que son su compañía y distracción diaria, según nos comentó.
Vive en el asilo Hogar Nuestra Señora de la Asunción, desde hace tres años. No tuvo hijos, y los parientes más cercanos ya fallecieron.
"Yo me siento muy bien, porque yo vine por mi propio gusto, nadie vino a dejarme acá aburrida de mí. Yo vine porque ya no tengo parientes biológicos", explicó. Y desde entonces, el asilo es su hogar.
Francisca relata orgullosa que se maneja bien con sus gastos, mediante los ahorros que logró realizar a lo largo de su vida.
Comentó que tenía una escuela de dactilografía y trabajaba de secretaria medio tiempo en una empresa.
Relata que aportó durante 14 años al IPS, realizó los trámites en aquella época para la jubilación, pero le dijeron que debía aportar por 20 años. Entonces siguió pagando durante 6 años más, sin embargo no accedió a la jubilación, dijo.
Esta es una de las tantas historias de las personas adultas mayores en nuestro país que no cuentan con jubilación y que a pesar de haber aportado a la previsional no pudo jubilarse.
Las cifras
426.852
adultos mayores de 65 años de edad hay en el país según la Encuesta Permanente de Hogares del 2010.
14%
de los adultos mayores de 65 años viven en extrema pobreza, según la Encuesta Permanente de Hogares del 2010.
"MAMÁ ME ABANDONÓ A LOS 7 AÑOS"
María Gregoria Sánchez, oriunda de Villarrica, de 80 años de edad, vive en el Hogar Nuestra Señora de la Asunción, sobre Venezuela, desde hace seis años.
Relató que se fue al lugar por su propia voluntad, aquejada por una enfermedad y porque no tiene parientes que puedan albergarla.
A los 7 años fue abandonada por su madre en casa de personas extrañas y tuvo que trabajar de criada. "Por eso que yo conozco mucho de cocina", comenta orgullosa María.
Trabajó muchos años de empleada y dedicó su vida a cuidar de los demás. Hasta que un día, el colesterol cambio su vida. "Y tenía vértigo a causa del colesterol", comenta la mujer. Esta enfermedad que la aqueja fue el impedimento para que pueda seguir sus labores.
Manifestó que en el hogar la cuidan bien y le dan los medicamentos necesarios para su enfermedad.
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Matias -