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Comunistas Paraguayos Advierten de Una Restauración Conservadora

Asunción 2 de julio de 2010

 

 

Partido Comunista Paraguayo realizó

Conferencia de Prensa

 

 

Voceros de la Comisión Política del Partido Comunista Paraguayo presentaron esta mañana en el local partidario en Conferencia de Prensa un documento de evaluación sobre la situación política nacional y el gobierno de Fernando Lugo Méndez, discutido en el último Comité Central del partido realizado el pasado 12 y 13 de junio.

 

Durante la Conferencia de Prensa, Luis Casabianca se refirió a la situación internacional y la política del gobierno en este campo, Derlis Villagra presentó  el análisis sobre la política de seguridad interna del gobierno y por último, Najeeb Amado realizó una evaluación del curso actual del ejecutivo y la posición del PCP en la situación actual.

 

A continuación, el documento presentado durante la Conferencia del Prensa.

 


 

 

La situación Nacional

El Proceso de cambio y el Gobierno

Documento político aprobado por el pleno del Comité Central

 

 

Las herencias y las trabas

 

 

A continuación, compartimos con la opinión pública nacional e internacional, algunos elementos del proceso de cambio que estamos viviendo en el Paraguay, que a nuestro juicio son esenciales para comprender y valorar los avances, las trabas y los retrocesos, con el objetivo fundamental de movilizarnos y posicionarnos activamente en un escenario sumamente complejo, donde confrontan fuerzas opuestas que se disputan la continuidad o el cambio de un sistema con modelos políticos, económicos, culturales y militares excluyentes, represores, corruptos y autoritarios con otro sistema que genere modelos participativos y liberadores. Nuestro objetivo es demostrar prácticamente el carácter mayoritario de las fuerzas que defendemos el sistema participativo y liberador y que además, el mismo es no sólo urgente sino también posible y realizable.

 

Desde el Partido Comunista, compartiendo las inquietudes de mucha gente, venimos luchando por enterrar el viejo sistema con su modelo de saqueo, explotación y corrupción y encaminar, dentro de una nueva forma de hacer política, un nuevo sistema  y nuevos modelos que interpreten las expectativas de cambio de la mayoría de nuestro pueblo, y que se construyan sobre la base del patriotismo, la solidaridad, la justicia social y la honestidad. Entendemos que las fuerzas motrices de este proceso son los trabajadores de la ciudad y del campo y otras clases y capas sociales explotadas y postergadas, cuya expresión política es el Espacio Unitario-Congreso Popular (EU-CP) y el Frente Guasu.

 

Encontramos que el proceso de cambio sigue avanzando con muchas riquezas, a partir de la madurez y claridad creciente del movimiento popular que ha sabido aprovechar en términos educativos, los desenmascaramientos de una derecha que sigue agotando su propuesta y su acción política en la defensa de una oligarquía que no sólo defiende injustos privilegios sino que al mismo tiempo es mayoritariamente mafiosa y encuentra en su origen, una larga historia de fraudes. Desde la defensa del Estado oligárquico como base, la derecha negocia cargos en las instituciones públicas, boicotea cualquier iniciativa que fomente la participación desde el Estado, resguarda a funcionarios corruptos, viola sistemáticamente las leyes que defienden al Estado Social de Derecho (consagrado en la Constitución Nacional), miente descaradamente acerca de las responsabilidades de la crisis social en la que estamos inmersos como país, hace esfuerzos para anular o sabotear medidas o propuestas prácticas y efectivas que combatan la pobreza generando participación y organización creciente de los que habitamos el Paraguay.

 

Resulta que la oligarquía local (no podemos llamarla paraguaya porque ni piensa ni siente con espíritu patriótico) al igual que sus representantes empotrados en las direcciones políticas de los Partidos de la derecha, sufren de una crisis de percepción (al defender sus intereses minoritarios y ser insensibles ante las necesidades colectivas) que les genera una crisis en sus direcciones políticas, ante la imposibilidad de consensuar un proyecto que combine inteligentemente elementos represivos y persuasivos-alienantes, como para ejercer un dominio menos conflictivo. Se han quedado sin proyecto, sin novedad, sin capacidad de generar entusiasmo en nuestro pueblo.

 

El hecho de que no existan nuevos liderazgos fuertes de masas en el seno de la dirigencia tradicional de la derecha, es un elemento que demuestra las fuerzas de un proceso en donde las masas siguen construyendo poder popular. Sin lugar a dudas, somos las fuerzas progresistas y de izquierda las que tenemos un proyecto alternativo y viable. Somos los que tenemos la novedad unitaria, justa y patriótica.

Lastimosamente el reflejo de las riquezas del proceso es demasiado tímido en el Gobierno, ya que el mismo tiene en su interior a personas y grupos mal intencionados, vacilantes y con limitaciones para interpretar correctamente las potencialidades del proceso y apostar a una gobernabilidad construida a partir de consensos con el movimiento popular y no ubicando como eje la institucionalidad del viejo régimen y los pactos con las cúpulas de los partidos políticos conservadores. 

 

Ojo que no estamos restándole importancia a la institucionalidad de la democracia representativa, sólo que debido al accionar evidentemente contrario a los intereses del pueblo por parte de la mayoría parlamentaria y también al manejo corrupto, oportunista y antidemocrático de dicha institucionalidad por parte del Poder Judicial, algunos funcionarios públicos y Ministros, entendemos que ubicar esa institucionalidad como eje para la acción política por parte del Ejecutivo significa abandonar el espíritu de cambio del 20 abril.

 

Este criterio y este proceder retardatario abona la parálisis y el retroceso en cuanto a políticas públicas, puesto que mientras el Gobierno apuesta a la gobernabilidad ubicando como eje de la misma la institucionalidad cuestionada por la mayoría, la derecha exprime su sistema para acorralar y chantajear al Gobierno, al mismo tiempo en que no tiene problemas en violar la legalidad que ellos mismos engendraron y manipulan cuando la misma no se ajusta a su política de saqueo, explotación y terror.

 

 

 

Laberintos reales e imaginarios

 

 

Si bien, desde un comienzo ubicamos todas las dificultades que íbamos a tener en este proceso, como un Estado diseñado para el saqueo y la corrupción, un funcionariado público mayoritariamente mal formado para naturalizar la corrupción, un aliado como el PLRA cuya cúpula tiene una historia de entregas y traiciones al pueblo, un Congreso Nacional con mayoría de delincuentes y vendepatrias, un Poder Judicial que funciona como tentáculo de la mafia, unos medios de comunicación que bombardean diariamente a las cabezas de nuestro pueblo mintiendo y distorsionando la realidad y un movimiento popular cuyo proceso de unidad sigue siendo insuficiente para configurar una dirección política que sea capaz de generar un liderazgo compartido, colectivo y poderoso, entendemos que el nivel de derechización del Gobierno encuentra su principal responsable en un Presidente de la República que no se anima o no quiere  gobernar decididamente con el pueblo.

 

Los cambios efectuados en el INDERT, el mal manejo político en la SAS , la presentación de la ley antiterrorista, el llamado a Estado de Excepción, los asesoramientos colombiano-norteamericanos, ratificados en la última firma de un convenio de 10 millones de dólares entre el Ministerio del Interior y EE.UU que ofende a nuestra soberanía ya que implica un minucioso control y asesoramiento norteamericano de toda la seguridad interna, tal como sucedía en tiempos de dictadura, son algunos elementos que marcan una derechización que va camino a una restauración conservadora que ya en diciembre de 2009, en ocasión del último pleno del Comité Central, habíamos identificado, con el agregado de que dicha restauración, de darse, sería de tinte terrorista, dada la desesperación y las características cavernícolas de la derecha paraguaya. Una muestra de la peligrosidad de unas fuerzas de seguridad controladas por los EEUU y Colombia son las recientes e indignantes torturas y otras violaciones a los derechos humanos contra niños y adultos en Kurusu de Hierro por policías de la FOPE en el marco de la búsqueda de miembros de la banda de delincuentes autodenominada EPP.

 

En medio de un escenario político sumamente turbulento, el movimiento popular, como venimos afirmando, ha dado muestras de su creciente madurez, avanzando en la unidad con grandes movilizaciones como las del 20 de marzo (lanzamiento del Frente Guasu) y el 20 de abril (festejo por los dos años de la victoria popular). Esta situación tiende a reflejarse en una cantidad de municipios y concejalías progresistas y de izquierda como resultado de las próximas elecciones municipales del 7 de noviembre venidero. Sabemos que un avance electoral de los sectores progresistas y de izquierda nos permitirá pelear en el terreno institucional, fundamentalmente por la credibilidad y la participación de la ciudadanía, en la construcción de poder y de soberanía popular.

  

 

Democracia y soberanía

 

 

En gran medida, el I Congreso Campesino del EU-CP, realizado recientemente el 10 de junio, marcó la recuperación de la línea histórica del movimiento popular, puesto que se apuntaron muchas críticas al Gobierno y autocrítica a nuestra falta de atención a la lucha estructural contra el latifundio y el modelo agroexportador. 

 

Pero no sólo se presentaron críticas y autocríticas, también se presentó un ambicioso proyecto de desarrollo en el marco del cambio del modelo productivo, para sentar las bases de una Reforma Agraria que active la economía en favor de las mayorías populares. De hecho, la izquierda, por falta de cuadros y exceso de frentes de trabajo, descuidó la movilización reivindicativa para presionar al Gobierno, por lo que podemos afirmar que el I Congreso Campesino es un punto de inflexión en el proceso de luchas, que vuelve a presionar al Gobierno y a defender la necesaria independencia del movimiento popular, pues esa independencia, en la actual coyuntura, es la única herramienta para defender el proceso e intentar un mayor reflejo del mismo en el Gobierno. Es importante apuntar que una de las resoluciones del Congreso es llevar adelante ocupaciones y recuperaciones de carácter patriótico, de las tierras malhabidas.

 

Las tierras malhabidas y los bienes robados al pueblo deben ser el principal elemento trabajado discursiva y jurídicamente por el Poder Ejecutivo. El procurador General del Estado debería ser el más renombrado de los integrantes del Ejecutivo por judicializar y emprender una campaña de concienciación acerca de la necesidad de saldar cuentas con el pasado reciente y recuperar en consecuencia bienes y tierras malhabidas, para identificar a los saqueadores, ejercer el castigo que corresponde y empezar a construir sólidos cimientos para una sociedad realmente democrática.

La independencia y la firmeza en la defensa del proceso de cambios; la necesaria y urgente reorientación del Gobierno, fundamentalmente en sus políticas, social, de seguridad interna y exterior; una gran campaña electoral que nos permita una victoria en noviembre próximo; la estructuración del Frente Guasu para que tanto grupos como individualidades sigan sumándose al mismo y el ejercicio de una dirección efectiva en la gestión pública de las instituciones en las que se encuentran como responsables dirigentes de las fuerzas que integran el Frente Guasu, son los grandes desafíos que tenemos por delante.

En el Comité Central (CC) de diciembre pasado habíamos dicho que debíamos priorizar la construcción partidaria y la militancia unitaria de base, para aportar al saneamiento de la dirigencia popular y depurar por dentro el movimiento. En este sentido vamos por buen camino aunque sigamos sin adquirir la suficiencia requerida para derrotar a una derecha criminal, golpista, autoritaria y antipatriota que no dudará en defender a sangre y fuego sus sucios intereses ante cualquier avance democrático, por más tímido que sea.

 

Sabemos que si el Gobierno no demuestra cambios concretos en su política social, en su política de seguridad interna y en su política exterior, será imposible seguir con nuestro apoyo crítico, puesto que seguirán postergados los tres ejes que motivaron dicho apoyo: profundización de la democracia, soberanía nacional y reforma agraria integral con participación campesina.

 

Lastimosamente, al momento de redactar las inclusiones para este documento, producto de los debates del pleno del CC del 12 y 13 de junio pasado, el Presidente Fernando Lugo acaba de promulgar la Ley antiterrorista (24 de junio) e inscribir (y escribir) una página negra en su historia como mandatario, al sentar las bases para la criminalización, la represión y el descabezamiento del movimiento popular paraguayo, principalmente el campesino. Con esta ley más el asesoramiento colombiano-norteamericano en materia de seguridad interna (policía nacional), vemos prácticamente interrumpido el proceso de cambio desde el Gobierno, puesto que las posibilidades de avanzar en democracia y en soberanía se cortan con la profundización de la injerencia extranjera que tiene como objetivo aislar al Ejecutivo del movimiento popular y generar “evidencias” que demuestren una aparente imposibilidad de gobernar democráticamente, a favor de las mayorías en el Paraguay. Y lo están logrando.

 

Sin embargo, desde el Partido Comunista Paraguayo, (con nuestros amigos y aliados, junto con el pueblo) sumaremos esfuerzos para hacer todo lo que esté a nuestro alcance con el objeto de revertir la derechización del Gobierno y avanzar en la construcción de una fuerza que sea capaz de asumir las demandas históricas y aplicar un proyecto alternativo como programa de gobierno, decididamente patriótico, soberano, democrático, solidario, participativo y justo. No podemos permitir que por deficiencias políticas, administrativas y por falta de firmeza ante hechos de corrupción, la derecha logre extender en la población la idea de que izquierda y derecha son iguales de corruptas, politiqueras, ineficientes y antipatriotas.

Confiamos en que se podrá revertir el rumbo del Gobierno, aunque confiamos más en que, de no lograrlo, podamos alejarnos de un proyecto fracasado, con la suficiente grandeza y autocrítica como para generar la confianza de la inmensa mayoría de paraguayos y paraguayas, con quienes podremos asumir el desafío de continuar con el proceso de cambio, de cara a una distribución de fuerzas que en el 2013 sepa reflejar los deseos mayoritarios de nuestro sufrido pueblo.

 

Por último, seguimos defendiendo –hoy más que nunca- la unidad y la movilización permanente de los más diversos sectores del movimiento popular y de todo nuestro pueblo, como única herramienta que garantice el avance de la democracia, la soberanía y la justicia social en nuestro querido Paraguay. Estemos alerta y movilizados. Nuestra historia necesita protagonismo y soberanía popular.

 

 

¡Por la segunda y definitiva independencia! 

¡Por un Gobierno democrático y participativo, que sea mandatario del poder del pueblo! 

¡No solo votamos, también participamos!

 

Partido Comunista Paraguayo 

 

Comité Central Junio/Julio de 2010

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

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