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Amnesty pinta un país pobre y desigual


Amnesty Internacional  recuerda que el país es el cuarto más desigual en el mundo, y que en sesenta años solo se le usó y maltrató a la mayoría. Advierte sobre la inexistencia de una reforma agraria real y el avance peligroso para la vida de los agrotóxicos en el cultivo extensivo de la soja.

 

Presentación del informe de Amnistía Internacional, en el Hotel del Paraguay. Yolanda Park ofició de presentadora de un informe desolador sobre la realidad paraguaya.

Anoche, Amnistía presentó su informe anual 2008, de derechos humanos. Lo hizo en el Hotel del Paraguay.

Como lo anticipara un poco antes de las elecciones de abril pasado, el informe es sombrío, como la esperanza de los pobres en estos días de oscura llovizna.

Señala esta organización internacional que en los últimos sesenta años, los sucesivos gobiernos del Paraguay han mostrado más interés en ejercer el abuso de poder y en perseguir el provecho político personal antes que respetar los derechos humanos de las personas. Estos, dice, siguen presos de un estado prebendario, paternalista, clientelista, inoperante, ineficiente, lo que ha generado una profunda crisis en los campos de la seguridad pública, la administración de justicia, la pobreza y la exclusión por motivos étnicos y de género.

Sostiene la necesidad de acelerar las investigaciones sobre violaciones de los derechos humanos cometidas durante el gobierno de Alfredo Stroessner.

Las violaciones de DD.HH. se materializan –recuerda– en desconocimiento y atropello a los derechos básicos de las personas: derechos a la salud, a la educación, a una vida digna, a la vivienda, la seguridad, a un ambiente sano, derecho al trabajo, entre otros. Recuerda que según el Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Paraguay es el cuarto país con mayor grado de desigualdad en el mundo. “Los márgenes de la pobreza del país se han incrementado: de los aproximadamente 6.054.076 personas que habitan la República, el 35% vive en la pobreza y el 19,4% en la pobreza extrema”, sintetiza.

Advierte que “no se cuenta con una estrategia de reforma agraria ni de desarrollo rural”. A este cuadro, se suma “la expansión del cultivo de la soja que ha traído aparejado el uso indiscriminado de agrotóxicos con gran riesgo a la salud, provocando numerosos casos de desalojo forzoso del cual han sido víctimas las familias campesinas e indígenas”.

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