Publicado también en Argentina Indymedia
En fecha 12 de diciembre de 2008, en la localidad de Itá Corá, sur de Paraguay (a orillas del Paraná y fronteriza con Itatí, Corrientes argentino) la apasible vida de la familia Torres Rotela se vio interrumpida por la invasión relámpago de un comando mercenario, uniformado como policías paraguayos, dirigidos por desconocidos funcionarios judiciales. para la familia. Atropellaron todo con una velocidad y ferocidad relámpagos. Apenas mostraron una orden judicial para luego arrasar con el lugar. Invadieron brutalmente las viviendas, tiraron todos los bienes privados de la familia fuera de las casas. Amenazaban y amedrentaban a los miembros de dicha familia (cuatro adultos y una niña de un año y medio que temblaba de terror, claro signo de tortura sicológica) La familia Torres Rotela no tuvo oportunidad a defensa alguna, el atropello fue total. Máxima Rotela, madre de la niña que vivía en el predio junto con su esposo, en una vivienda, y sus padres, en otra, intentó entrar en su hogar para ver que hacían los mercenarios. El jefe policial, a cargo del operativo salvaje, la amenazó y la empujó con una fuerza innecesaria.
En la foto Máxima Rotela, su esposo Sindulfo Torres y la pequeña de ambos, con el desconsuelo y el dolor infinito en el rostro, al sentirse como una niña sin hogar y sin futuro, alma infantil torturada en su tierna inocencia sin saber porqué.
Según el padre de Máxima, Ramón Cecilio Rotela, el mismo tenía guardado una importante suma de dinero en su ropero, producto de la venta de una vaca, la suma se esfumó. luego de la invasión de los uniformados. Los mercenarios se adueñaron de todo, de los cultivos, de los animales de corral. La familia tuvo que retirarse del lugar sin poder llevar siquiera una sandía de toda la granja y cultivos que por años fueron construyendo con mucho esfuerzo y sacrificio. La madre de Máxima, Eugenia Jara, empezó a llorar al ver más de 30 años de sacrificio borrados en un abrir y cerrar de ojos. Sus lágrimas se volvieron incontenibles desde entonces.
El padre y la niña que ha perdido la sonrisa y la mirada hacia otro día. En medio, lo que queda de lo que vivían, a la intemperie y sin hogar.
INDERT Y TÍTULOS INMOBILIARIOS
Recién el lunes 15 de diciembre los Torres Rotela se acercaron a la capital del departamento de Ñeembucú, en el que está Itá Corá, junto con vecinos y amigos. Hicieron su denuncia en la radio comunitaria Patria Soñada FM de la ciudad de Pilar, en el programa Antena Libre. Allí mostraron las documentaciones que demuestran que los Torres Rotela ocupaban por más de 30 años el terreno en el que vivían con permiso del INDERT (Instituto de Desarrollo Rural y de la Tierra) Pero abruptamente los atropellaron y los expulsaron sin que se contemple las normas de desalojo previstas en la legislación paraguaya.
Es todo lo que les queda luego del arrasamiento de sus vidas.
No hubo previo aviso, no se permitió a los Torres Rotela evitar que tiraran sus pertenencias de sus viviendas. No pudieron defenderse en ningún sentido, de nada les servía mostrar los documentos que les autorizaba a ocupar la Tierra y, finalmente, no pudieron retirar siquiera los frutos de años de trabajo campesino en una granja llena de cultivos y animales de corral.
¿Porque...? ¿Porqué esas lágrimas de ese inocente rostro ya no pueden caer? ¿Porqué la sonrisa le ha sido robada? ¿Porqué sus juegos han sido callados? ¿Porqué su ternura parece marchita?...¿Porqué no podemos ser más humanos de lo que no somos?
Como si se tratara de un hogar palestino asediado por sionistas, los mercenarios procedieron a demoler a martillazos todas las viviendas, incluso destruyeron los medidores del servicio de electricidad, propiedad de la empresa estatal ANDE (Administración Nacional De Electricidad) Arrasaron con todo y, no satisfecha su perversidad, a la noche procedieron a quemar los restos de la granja y de las viviendas.
Ni siquiera los sionistas en Palestina muestran tanta crueldad y locura anti humanista.
Eladio Alarcón, líder de la Organización Campesina Departamental Autónoma e Independiente (OCDAI), parte de la MCNOC y Vía Campesina, se solidarizó con la familia y decidió acompañarlos en las denuncias y reclamos.
La víctima que más sufre en todo esto es la pequeña niña de la familia atropellada. Su rostro ha sido desdibujado por una tristeza infinita, un dolor insondable, un terror sin límites. A su corta edad pareciese que ha envejecido siglos, condenada a vagar por las rutas paraguayas, como un espectro infantil torturado permanentemente, torturado como la infancia de Paraguay, torturada por haber cometido el pecado de nacer pobre en un pueblo pobre.
Esa niña pequeña necesita de solidaridad. ¿Cómo podemos recuperar su sonrisa? ¿Cómo podemos?
Abogado Alejandro Sánchez
Activista de Derechos Humanos y Ecologista
Altercomunicador
Audio de Entrevistas
Eladio Alarcón hace declaraciones y habla con las víctimas del atropello:
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Las víctimas y Eladio Alarcón denuncia el supuesto robo de pertenencias por parte de la policía:
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La abuela de la niña relata con detalles el supuesto robo:
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Se denuncia el sufrimiento que padeció la pequeña niña:
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El sueño de querer volver al hogar destruído:
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La Otra versión del brutal desalojo:
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Entrevista a la abogada Blanca Torales, oficial de justicia que cumplió la orden de desalojo
