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Anécdotas de Grandes Amores En Paraguay

Una Familia Que Derrama Amor

Más que familia acogedora, una historia de puro amor y entrega

María y Édgar tienen 5 hijos y ahora acogen como familia transitoria a 2 más. En algún momento tendrán que desprenderse de ellos cuando sean adoptados. Mientras, entregan la vida en cada cuidado que dan.

 

Por Patricia Figueredo

pfigueredo@uhora.com.py

 

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Conocen perfectamente lo que es tener el sueño interrumpido o noches en vela. Hay momentos en que deben ir rápidamente a un hospital para que el más chiquito de la casa reciba asistencia. Pero también existen situaciones cargadas de alegría y risas.

Esta es la familia de Édgar Guedes y María Inés Oviedo, un matrimonio que tiene 5 hijos biológicos, y de momento acoge 2 niños más, dentro del programa de familias acogedoras promovido por la Secretaría Nacional de la Niñez y la Adolescencia (SNNA), a través del Centro de Adopciones.

Se trata de familias que reciben a los niños de manera transitoria hasta que éstos encuentren un hogar definitivo.

La particularidad de este caso es que el más pequeñito de los acogidos padece un raro síndrome llamado prader willi, que aqueja a 1 de cada 15.000 niños en el mundo. En Paraguay se conocen menos de 10 casos.

María Inés relata cómo se convirtieron en familia guardadora. "Yo trabajaba como niñera especial en el hogar del Centro de Adopciones y en una de mis guardias llegó el bebé. Era muy chiquito y enfermito, no succionaba, y solo se alimentaba por sonda", recuerda.

Un día el susto y la tristeza les embargó a todos los que cuidaban a los chicos que viven en el hogarcito. El bebecito aparentemente había muerto. Es más, lo declararon fallecido porque su cuerpito estaba frío y morado.

Pero por cuestiones que con palabras difícilmente se pueden explicar, a María Inés se le ocurrió tomar un estetoscopio y escuchar los latidos -ella es auxiliar en enfermería-, y un leve "tum tum" del pequeño corazón hizo que corrieran al hospital. "A cada rato paraba su respiración y se ponía completamente morado. Así se manifiesta el prader willi", dice.

EN CASA. Luego, ella recibe la propuesta de formar parte de manera urgente del programa de familias acogedoras, ya que el caso del niño era sumamente especial.

María Inés se encariñó con el pequeñín y el amor maternal la dispuso a aceptar el reto. Pero antes debía conversar con su familia, y saber si estaban de acuerdo.

Los hijos y don Édgar dijeron que sí a esta noble iniciativa. "Es muy difícil ver a una criaturita en ese estado sabiendo que no merecía estar así", menciona el papá.

Desde allí empezó una historia distinta en ese hogar, donde el menor tiene 12 años. La llegada de un nuevo integrante dio nueva vida a todos.

Pero los desafíos continuaron para la familia, porque después de un tiempo, otro integrante se sumó a ella. Un chiquito que había pasado de hogar en hogar. Finalmente, también éste quedó a cargo de María Inés y Édgar, para conocer el calor de familia y los lazos que se viven en ella.

"Él era muy tímido. Ni siquiera se animaba a subir las gradas de una escalera. Nunca estuvo acostumbrado a vivir en familia y al llegar acá cambió bastante. Ahora nos da alegría, es muy simpático", asegura la mujer.

El amor, el respeto, la paciencia, el trabajo en equipo, la responsabilidad, la obediencia y la nobleza son los códigos de este hogar. Cada uno está preparado para cuidar del otro y auxiliar cuando la situación así lo requiere. Se respira amor y entrega en cada acto y ellos mismos lo reconocen.

ENTRE PAÑALES, LECHE, OXÍGENO, RISAS Y VARIAS CORRIDAS

La SNNA a través del Centro de Adopciones brinda la asistencia en lo que se refiere a alimentación y pañales, además de algunas ropas.

En el caso del chiquito que padece el síndrome de prader willi y debe ser sometido a estudios y chequeos, la institución estatal también provee el rubro necesario.

No así para la movilidad. "Pero en ese caso, por suerte, mi esposo es genial. Él nos lleva siempre a donde tengamos que ir porque el bebé no puede andar en colectivo, solo en auto", menciona María Inés.

Y no es por malcrianza o capricho del chiquito. Lo que sucede es que debido a la fragilidad de su cuerpito, no puede ser presionado porque de lo contrario se le rompen los capilares y queda con lesiones en toda la piel.

"Por semana debe ir 3 veces al Instituto de Protección a Personas Excepcionales (Inpro). Debe consultar con diferentes especialistas", explicó.

Incluso hay veces que en un solo hospital no encuentra todo lo necesario, entonces debe ir de un sitio a otro, dificultándose aún más el traslado. Pero ellos no conocen de imposibles.

"Si hacemos nuestra parte, Él (Dios) siempre nos da una mano", asegura la madre.

Para informes sobre el programa se puede llamar al 207-160/2.

Un Gran Final Para Una Gran Historia de Amor

COMENTARIO: En nuestra cultura se valora demasiado las historias de amor apuradas, espontáneas y aceleradas. Desde Romeo y Julieta hasta las telenovelas latinoamericanas, pasando por los cuentos infantiles como "La Cenicienta" existe una tendencia a exaltar los "amores espontáneos" como el verdadero amor. La ciencia de la psicología y la sociología han descartado esto. El verdadero amor no es un sentimiento pasajero, no es  una mera sensación, no es algo que nace de la noche a la mañana. Es ante todo una reflexión, una creencia, una trascendencia o, parafraseando a Erich Fromm, es un compromiso de fe, sobre todo de fe espiritual. Mientras que en Europa y demás países "desarrollados" la mayoría de las familias están destrozadas por la cultural individualista y consumista (capitalista) en países no tan "desarrollados" encontramos historias de verdadero amor, de amor de familia, el Núcleo Base de la sociedad sin el cual no existe comunidad, ni sentimiento de fraternidad y por lo tanto conciencia de solidaridad, base del desarrollo de una sociedad con Justicia Social. No es casualidad que en los países "no desarrollados" las familias estén fortalecidas en igual proporción con que no se destruye la naturaleza y que las familias se destrozan en la misma medida que se destruye la ecología (ecología emocional ). Por eso, esta historia no es una mera anécdota, es -en sentido científico y místico- la Verdadera Historia Sociopolítica y Espiritual de Todos Los Tiempos.

 

Alejandro Sánchez.

 

(artículo anterior: Una Grandiosa Historia de Amor)

 



La mamá estuvo trabajando todo ese tiempo en Estados Unidos, lejos de su esposo e hijos, pero la necesidad de estar con su familia la obligó a volver. El reencuentro estuvo cargado de lágrimas y de alegría.

Por Patricia Figueredo

pfigueredo@uhora.com.py

El rompecabezas recuperó la pieza que le faltaba. Ahora solo hay tiempo para las risas, las lágrimas de emoción, los abrazos, las miradas que penetran hasta el alma de cada uno. La casa vibra y el ambiente es positivamente distinto.

Ya no hay necesidad de conectarse a internet para chatear. Tampoco estar prendidos al teléfono para recibir o hacer una llamada de consulta sobre decisiones de familia. Mamá Natalia ya está en casa. Volvió de Estados Unidos -el país de las oportunidades como refiere- para quedarse.

El avión aterrizó a las 10.10, pero entre valijas, maletas y tantas cargas, recién se pudieron ver casi 30 minutos después de lo previsto. Cada minuto era vivido con ansia. Finalmente, todos los nervios y las ganas de encontrarse se descargaron en un grandioso abrazo y muchísimos besos.

Nadie podía hablar con palabras. El brillo en la mirada de cada uno decía las palabras más hermosas que se decodificaban con el corazón. Ellos entendían perfectamente ese idioma. Solo querían estar juntos y no soltarse más.

El tercer domingo de junio Última Hora publicó la historia de esta familia, destacando a Juan Oviedo como un papá todoterreno, porque cuidó a sus tres hijos durante 3 años y medio mientras su esposa trabajaba en el Norte.

Aunque en todo momento destacó el valor de Natalia, sus actos dejaban ver el esfuerzo que ponía día a día. Cocinar, limpiar, llevar a los chicos a la escuela, trabajar, ser amigo, compañero, papá, consejero, no era un trabajo sencillo.

Natalia sabía eso. Y aunque el dolor de estar lejos de ellos le quemaba muchas veces por dentro, el deseo de forjarles un mejor futuro a todos sus amores y saber que sus pequeños estaban bien actuaban de combustible para que su vida arrancara cada mañana.

"El día que partí de acá fue como haber muerto en vida. Tuve que anularme prácticamente. El dolor de verse en la necesidad de separarse de la familia es muy grande, pero sabía que era por el futuro de ellos", relata la mujer rodeada de los brazos cariñosos de sus hijas Nicole y Montse.

Las niñas no se le despegan un solo segundo. Es como que tienen el deseo de recuperar cada instante que estuvieron lejos. Mientras, Natalia comenta que el no estar en el primer día de clases, Día de la Madre o en Navidad "te consume por dentro".

Sabiendo que esa situación terminaría y que solo era algo pasajero, seguía adelante. Ella en Estados Unidos y los suyos en Paraguay. Sin embargo, ahora asegura que no volvería a separarse de ellos. Es tiempo de compartir y vivir unidos, cerca.

DESAFÍO DE MUJER. Con un inglés básico, sin tanta experiencia y lejos de su tierra. Así fueron los comienzos de Natalia en América del Norte. "Empecé haciendo de cajera, luego hice un trabajo de hombre, que es estacionar autos, esté como esté el clima, y por último trabajé de niñera", detalló.

Actualmente tiene un inglés perfecto, nuevas amistades y muchas enseñanzas que le dejó su estadía en ese lugar. Ella se había propuesto hacer y dar lo mejor de sí sea cual sea el trabajo que le toque desempeñar.

Considera que esa actitud le da el aval de decir: misión cumplida, al momento de recordar otra situación difícil que le tocó vivir: los prejuicios hacia los latinos. "Aún se dan casos en los que se siente y nos siguen considerando exclusivamente como la clase trabajadora. Pero igual, ese país me dio mucho y estoy agradecida", sostiene.

Independiente a haber vuelto, las ganas de seguir emprendiendo y trabajando continúan. Para eso pretende estudiar opciones que sean factibles y puedan ser un éxito y no una mala inversión que le haga perder tiempo y dinero.

MULTIMILLONARIOS. Esta familia es riquísima. Tal cual. Y así se consideran ellos mismos: multimillonarios. Pero en el amor, valores y en las cosas que no se pueden comprar con dinero.

Papá Juan así lo ratifica a cada rato y mamá Natalia se sorprende de la fortaleza, devoción y firmeza que encuentra en cada integrante de la familia. "Eso es doblemente gratificante", expresa entre mimos y más mimos con sus hijas. Amín, el hijo mayor, se muestra más reservado pero también demuestra lo feliz que está.

"Aprendimos a respetarnos mucho más. A valorar la unión en la familia. El valor que tiene ese minuto de calidad que le podés dar a tu hijo es maravilloso y ahora vemos eso desde otra perspectiva. Aprendí a disfrutar cada segundo", añade Juan.

Esta familia supo trabajar en equipo y ellos bien lo saben. El resultado se nota a simple vista. Amigos y familiares atestiguan el gran tesoro que encierra cada uno de los protagonistas de esta historia y a Juan no le queda más que decir que ahora se ríe "con el corazón. Al fin me siento completo".

 

Una Grandiosa Historia de Amor





 

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Más de tres años criando solo a sus hijos le da el título de "papá increíble", según su primogénito. En cambio él reconoce en todo momento el gran valor de su esposa y todos esperan su retorno de EEUU.

Por Patricia Figueredo
Cuando suena el despertador todos saludan al nuevo día que empieza. Mientras los pequeños de la casa se desperezan, en la cocina ya está alguien preparando el desayuno para llevar a la cama de sus tres hijos. Esta es una tradición todos los días.

Así se inicia la jornada de Juan Oviedo, un papá fuera de serie que cocina, lava platos, va de compras al supermercado, enseña y estudia con sus retoños. También juega con ellos, los disciplina y mima.

Todo eso y más lo hace solo. Aunque en todo momento menciona que la heroína de esta historia es otra persona: su esposa Natalia.

Ella viajó a Estados Unidos por motivos laborales y están separados físicamente -como lo aclara él- hace 3 años y medio, pero no pasa un día sin que hablen por teléfono o estén conectados a través de un chat familiar por internet.

El trabajo que lleva adelante este papá, además de criar a sus hijos y emplearse independiente, es mantener ese vínculo entre ellos y su mamá a fin de que cuando ella vuelva, el reencuentro y la adaptación sean más fáciles. La nota alegre es que el 9 de julio la mamá regresa. Todos aguardan ese momento.

De todas formas, él no quiere llevarse los elogios y asegura que aunque intente no podrá "llegar ni a los tobillos de una madre. Intento suplirle pero es imposible", sostiene rodeado de Amín (13), Montse (6) y Nicole (5), los motores de su vida.

¿CÓMO ES? LOS PEQUEÑOS TAMBIÉN PARTICIPAN EN LA CONVERSACIÓN Y EN EL CASO DEL ÚNICO VARÓN DICE CON SEGURIDAD, "MI PAPÁ ES INCREÍBLE. Es gracioso, da gusto hablar con él y cuando mis amigos vienen a casa siempre comparte con nosotros".

La más chiquita de la casa tímidamente reconoce que "papá es bueno", mientras dibuja en sus labios una sonrisa que derrite a cualquiera.

Montse, la hijita mayor, habla con una soltura y fluidez únicas. Sorprende con su manera de expresarse y dice que le gusta lo cariñoso que es su papá y valora el hecho de que él comparta siempre con ellos. Pero no olvida a su mamá y cuenta que adora los vestidos, remeritas y accesorios para el cabello que le envía constantemente.

"Mi color favorito es el rosa, como este vestido que mamá me envió", muestra, mientras papá Juan peina sus delicados cabellos y le coloca una vincha súper fashion. Al final, las dos quedan hechas todas unas princesitas.

Y EN EL ESTUDIO... Hablando de estudios, el papá de la casa comenta que sus chicos son sencillamente brillantes.

Cuando se acercan los exámenes, don Juan se convierte en profesor de los chicos y estudia con ellos.

A Amín le toma las lecciones con una semana de anticipación para que llegada la fecha simplemente tenga que repasar el contenido a rendir. Con las nenas también tiene una metodología de estudio.

"Sobre todas las cosas, siempre les enseñé que deben estudiar para toda la vida y no solo para el momento. Mientras nos vamos en el vehículo le tomo las lecciones a Amín. Espero que después de un mes él vuelva a responder sin dudar la pregunta que le hago en ese momento. Eso prueba que aprendió de verdad", explica.

Para ir a la escuela, el orden y la previsión son factores fundamentales a fin de evitar problemas ulteriores. El papá indica que un día escolar se inicia la noche antes.

"Preparo las cosas un día antes para que todo esté listo. Tempranito les sirvo el desayuno, les ayudo a vestirse. Después les controlo el horario del cepillado de dientes y nos vamos a la escuela. Así, de lunes a viernes".

Más que un medio de transporte, el auto es el lugar que papá Juan utiliza para charlar con sus hijos siempre y rezar cada mañana.

Él y sus pequeños aseguran que la fe en Jesús es la que mantiene unida a esta familia que cada día emprende el desafío de vivir con amor, paciencia, tolerancia, respeto y mucho diálogo.